

La Catedral albergó anoche una ceremonia por demás emocionante, nada menos que la despedida de Francisco, y de allí la gran cantidad de fieles que abarrotaron bancos y galerías. Presidida por el arzobispo, monseñor Carlos Alberto Sánchez, y con la presencia del vicegobernador Miguel Acevedo y de la intendenta capitalina Rossana Chahla, la misa acercó espiritualmente al pueblo tucumano con la figura del Papa. Durante la homilía, Sánchez recordó a Jesús resucitado y dedicó gran parte de su mensaje al legado de Jorge Bergoglio.
La liturgia comenzó con la lectura del evangelio según San Mateo, que relata la visita de las mujeres al sepulcro vacío. A partir de ese pasaje, el arzobispo articuló un mensaje centrado en la esperanza y en la necesidad de una fe activa y comprometida.
“En estas Pascuas, Jesús, en palabras del papa Francisco, ‘nos primerea’ porque viene a nuestro encuentro antes que nosotros a él”, expresó Sánchez. El arzobispo deseó felices Pascuas a los presentes y, al mirar una imagen del Pontífice ubicada junto al altar, comentó: “qué linda esta foto de Francisco sonriente”.
Perfil emotivo
A lo largo de su mensaje, Sánchez trazó un perfil emotivo del Papa. “Le creyó al Señor y amó al Señor. Acudió al llamado y se enamoró del evangelio de Jesús”, sostuvo, y remarcó que Francisco fue un testigo convencido de que Jesús es nuestro salvador y no dejó de anunciarlo con palabras y con gestos que se han salido de todo protocolo.
Con anécdotas y referencias a su estilo pastoral, el arzobispo evocó la cercanía del Papa con el pueblo. “Tomaba mates en la plaza de San Pedro, se hacía cercano a todos, reclamaba por los necesitados con ternura y compasión, iba abriendo caminos”, ilustró. “Qué lindo poder seguir descubriendo la esencia de Jesús en Francisco, en sus enseñanzas y actitudes. Qué lindo que sea argentino”, dijo con una sonrisa. En ese tono, lo describió como un signo vivo de Jesús revolucionario y recordó su defensa de la paz y de la vida.
“Queridos hermanos, cuánta enseñanza nos ha dejado el Papa. Su vida es un libro abierto”, manifestó y sumó: “Francisco está vivo porque vive en Jesús y en nuestro corazón”.