¿Cuál es el mejor telescopio? Es una pregunta recurrente que no tiene una única respuesta. Antes debemos preguntarnos para qué se va a usar. Si se quiere estudiar algún objeto o proceso que ocurre en el Universo, tenemos que saber qué radiación necesitamos observar: luz visible, infrarroja, rayos X, ondas de radio, etc. Con esto sabremos si necesitamos un telescopio en Tierra o en el espacio.
Sería muy largo analizar todos los casos, así que nos limitaremos a los telescopios ópticos en Tierra. En este caso, debemos tener en cuenta el brillo y el tamaño del objeto que queremos estudiar. El brillo nos indicará el tamaño del espejo del telescopio que necesitamos. No es lo mismo observar una estrella que un grupo de estrella para estudiar el movimiento de las mismas. En el segundo caso necesitaremos un telescopio de gran campo, para tener una imagen de una parte grande del cielo.
Cuánto más grande es el espejo, podremos ver objetos menos brillantes, y necesitaremos menos tiempo para obtener los datos. Los telescopios con espejos de 3 a 10 metros de diámetro son pocos y es difícil obtener tiempo de observación, por esto es necesario evaluar si conviene solicitar un telescopio grande, corriendo el riesgo de no conseguirlo, o solicitar uno más pequeño y necesitar más tiempo para obtener los datos. Hay que ser muy realista al momento de elegir el instrumento que se necesita para realizar un trabajo. Hay telescopios relativamente pequeños, de 50 cm, por ejemplo, que se usan para hacer trabajos científicos, como la búsqueda de exoplanetas o estudios de asteroides, entre otros.
También se puede hacer un trabajo que no sea científico, como hacen los aficionados: observar el cielo simplemente para disfrutarlo, tomar fotos, etc. En este caso también hay que tener en cuenta algunas cosas al momento de elegir un telescopio. Si la idea es trasladarlo para realizar observaciones en diferentes lugares o estará fijo en un lugar. Muchos aficionados tienen observatorios personales. Si el telescopio se transportará hay que tener en cuenta la facilidad para armarlo y desarmarlo y para calibrarlo para ser usado (ponerlo en estación) y su peso. No es práctico trasladar un telescopio que pese 30 kg o más. Hay telescopios manuales y computarizados. Un tema que entusiasma es tener un telescopio computarizado. Ellos pueden buscar y encontrar un objeto rápidamente, seguirlo durante un largo tiempo, lo que resulta muy útil cuando se quiere hacer fotografías del cielo. Los más modernos incluyen un módulo para conectarlos a Internet, lo cual permite usarlo en modo remoto. Esto resulta muy bueno cuando el telescopio está instalado en algún lugar un poco alejado. No son muy prácticos para trasladarlos porque necesita energía eléctrica o una batería y las calibraciones que hay que hacer para poder usarlos, llevan un tiempo. Su costo es elevado comparado con los manuales.
No sirve mucho tener un telescopio guardado y que se usa esporádicamente. Finalmente, podemos decir, que el mejor telescopio es el que más se usa.