En el fútbol, los juegos a eliminación directa se denominan “mata-mata”. Allí, en esos cruces que duran 180 minutos (partidos de ida y vuelta), por lo general termina prevaleciendo el equipo que menos se equivoca. Y anoche, en Medellín, Racing cometió fatalidades que pusieron en jaque su vida en la actual Copa Libertadores.
Atlético Nacional lo venció por 4 a 2, pegó primero en la serie y sacó ventaja de cara al duelo revancha. Ni remotamente hubo esa diferencia en cancha. De hecho, si se desmenuza lo que ocurrió en el “Atanasio Girardot”, los dirigidos por Fernando Gago ni siquiera debieron haber perdido.
Las falencias en las dos áreas explican una caída que duele en la mitad de Avellaneda y que complica el futuro inmediato.
Hasta el gol de Cristian Zapata, a los 34 minutos de la primera mitad, Racing se había mostrado mucho mejor. Había exhibido una mejor cara, había manejado la pelota casi a su antojo y se había hecho casi dueño absoluto del dominio del balón y del terreno.
Pero la “academia” abusó de una tenencia “inofensiva”. Rotó la bola, la manipuló demasiado, y en ningún momento encontró la manera de poner en aprietos a Harlen Castillo. Fue muy endeble y anunciado lo ofensivo del equipo argentino.
La defensa local ofrecía licencias múltiples. La última línea “paisa” estaba conformada por futbolistas altos y rústicos que no daban garantías cuando Racing movía la pelota de un costado hacia el otro.
Para colmo de males, a la falta de astucia en los últimos metros, Racing le sumó una alarmante fragilidad en defensa.
En un centro que no ofrecía demasiado riesgo, la “academia” marcó muy mal y Zapata sentenció a Matías Tagliamonte para el 1-0.
En el complemento, cuando merodeaba el área rival buscando el empate, Racing dejó espacios atrás y Atlético Nacional lo sentenció gracias a una contra letal que definió Jhon Duque.
Luego llegó el 3-0 tras un córner que Maximiliano Cantera conectó de cabeza.
Era demasiado castigo para la “academia”, que casi revive con dos penales en siete minutos que Gonzalo Piovi transformó en el 2-3; casi con el partido casi terminado.
Pero una vez más, los argentinos marcaron pésimo en la última línea y un minuto después del segundo descuento, Cantera marcó un 4-2 que sólo se explica mirando las fragilidades de un Racing que no sólo perdió un simple duelo. También rifó su futuro en la Copa.