Finalmente, luego de algunas jornadas signadas por la tensión se realizó en la sede de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el homenaje a las “víctimas del terrorismo”, promovido por Victoria Villarruel, candidata a vicepresidenta por La Libertad Avanza (LLA), el espacio que lidera Javier Milei.
Los presentes oyeron testimonios de familiares de fallecidos en ataques ejecutados por miembros de organizaciones como Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). El acto fue organizado por el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv) -del cual Villarruel es presidenta honoraria- y por la legisladora porteña Lucía Montenegro (LLA). Disertaron Lorenza Ferrari, Graciela Saraspe y Arturo Larrabure, tres familiares de víctimas del ERP y de Montoneros en episodios que ocurrieron antes del golpe de Estado de 1976.
“Los derechos humanos DDHH son para todos. Invocar la democracia y los DDHH sin dejar que podamos expresarnos o ejercerlos es la muestra más acabada de que son violentos, autoritarios y nos creen ciudadanos de segunda. Mi abrazo a todas las víctimas del terrorismo que son sometidas a este destrato”, había posteado Villarruel en Twitter.
“Un Estado que discrimina a sus víctimas del goce de los derechos humanos amplifica la acción del terrorismo, logra el quiebre de los lazos entre ciudadanos y sostiene la impunidad de quienes hasta hoy no han sido juzgados ni condenados”, agregó.
Durante su discurso, Montenegro resaltó que no se trataba de un acto de reivindicación de la dictadura, como señalaron durante la previa referentes de grupos de DDHH durante la previa. “Es necesaria una memoria integral, completa, que sobrevuele el oscuro territorio del negacionismo actual y que reivindique la historia en su totalidad. La verdad a medias no es verdad: es maldad, es mentira. No estamos reivindicando la dictadura ni las trágicas consecuencias de esa violación del pacto democrático. Nuestro espacio lo repudia de forma clara y contundente”, dijo.
“Acá hubo terrorismo, hubo una guerra. Se mataron entre hermanos por sus ideales equivocados; (sin pensar) en las víctimas inocentes, nuestros hijos y nuestros padres. Nunca fueron reconocidos: hace 48 años que estoy luchando para esto; que nuestros muertos vivan de vuelta”, dijo Ferrari, madre de Laura Ferrari (18 años), que murió por un coche bomba de Montoneros, durante el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón.
“A mi papá lo mataron de dos tiros en el pecho. Ahí empezó nuestra lucha con mi madre, nervios, miedo, pánico, porque ellos controlaban el pueblo”, dijo Saraspe -hija de Héctor Saraspe, que murió en la localidad tucumana de Santa Lucía, en 1974, en referencia al ERP.
Larrabure contó sobre el secuestro y muerte de su padre, Argentino del Valle Larrabure -en proceso de beatificación en el Vaticano-. “El 11 de agosto de 1974 mi padre fue secuestrado por unos 120 militantes del ERP. Durante 30 años pusimos siempre la otra mejilla. Hasta que un día decidimos que era tiempo para comenzar a mostrar que nuestros familiares tenían derechos humanos”, dijo. “No hay justicia, no hay memoria, no hay verdad, no hay historia. Hay una mentira falaz, un relato que nos consume día a día”, completó.
Discurso
A su turno, Villarruel pronunció un fuerte discurso. “Quiero agradecer la presencia de las víctimas del terrorismo, que hace más de 40 años están sufriendo el dolor más indecible: que tu propio país te niegue. Durante 40 años, las víctimas del terrorismo fueron desaparecidas de la historia; fueron barridas bajo la alfombra de la historia; se les negaron sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación”, siguió Villarruel.
“Ninguna de estas víctimas puede saber la verdad de lo que padecieron ni tener una reparación -ni siquiera moral- del sufrimiento que padecieron a manos de aquellos que trataron de imponernos un Estado autoritario, comunista, basado en la tiranía”, agregó Villarruel.
Seguidamente, se despachó contra el Estado argentino; señaló que violó los derechos de las víctimas: “para garantizarle la impunidad a un grupo de violentos que hasta el día de hoy gozan de su libertad y de las garantías que les da nuestra democracia”.
La diputada y candidata a vicepresidenta insistió, con el mismo tono duro. “Después de 40 años de una visión amputada de nuestra historia, después de arrancarnos a nuestros seres queridos, de demonizarnos y tratar de poner una mordaza en nuestra boca, ya no le tenemos miedo. No tenemos miedo”, manifestó.