Aunque miles de personas levantan pesas a diario en un gimnasio, la halterofilia, la disciplina de levantamiento propiamente dicha, no tiene una adhesión tan grande. Aún así, han surgido en el país algunos pesistas destacados a nivel internacional; y un caso claro es el de la tucumana Nora Köppel, tres veces olímpica, y con varias medallas en competencias internacionales.
Quizás para la mayoría de los tucumanos su nombre no despierta recuerdos. Es probable que esto tenga que ver con su rápida partida de su provincia natal. “Me fui de muy chica, empecé primer grado acá en Buenos Aires”, explica sin dejar de resaltar que Tucumán es algo que todavía lleva en el alma. “Es mi casa”, asegura.
La carrera deportiva de Köppel no comenzó con la halterofilia. Durante parte de su vida, hasta los 25 años, se dedicó a la gimnasia artística. En ese momento fue cuando descubrió el mundo del levantamiento de pesas, que terminó atrapándola. “Estaba haciendo cursos de preparación física y el levantamiento olímpico es clave por la fuerza, la velocidad y la potencia que genera. Me acerqué a Boca, y ahí empecé a entrenar. La idea, por mi edad, era aprender un poco las técnicas, entrenarme, quería aprender algo nuevo, no mucho más”, recuerda en diálogo con LA GACETA.
Sin embargo, ese entrenamiento empezó a tornarse más serio, más profesional, a medida que la tucumana, y su entrenador Sergio Parra, comenzaron a ver su capacidad. “Evidentemente yo tenía condiciones porque era fuerte. Venía de la gimnasia, entonces tenía coordinación. Jamás tenía planeado hacer carrera en este deporte”, sostiene Köppel.
Apenas tres años después de iniciarse en el deporte, logró la clasificación a los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 en donde se convirtió en la primera pesista argentina mujer en participar de la competencia. Allí, logró un octavo puesto que le permitió llevarse un diploma olímpico.
Luego tendría dos experiencias olímpicas más: Atenas 2004 y Beijing 2008. Además, obtuvo medallas en Juegos Suramericanos (oro en San Pablo 2002) y Panamericanos (plata en Santo Domingo 2003). “Son momentos increíbles, únicos, en los que se hacen realidad un montón de sueños, de anhelos. Cuando te ponen la medalla, el ruido de la cintita que te va tocando el pelo hasta que llega al cuello es inolvidable”, recuerda con nostalgia, la pesista que también tuvo actuaciones destacadas en campeonatos mundiales, en donde logró un cuarto puesto en 2005 en Qatar.
Köppel sufrió las barreras del género
Al principio no le fue fácil competir en un deporte de fuerza. En aquel momento (fines de los ’90 y comienzos del 2000), todavía no se veía con buenos ojos que las mujeres participaran en estas disciplinas. “Recibía muchos insultos por la calle simplemente por ser mujer y entrenar un deporte de fuerza. Más aún viniendo de la gimnasia, que es tan femenino y tan delicado”, admite Köppel, que también contó que, cuando pasó de la gimnasia a la halterofilia le costó encontrar club. “Muchos me negaron la entrada porque ya era grande. Además, decían que era muy flaca y que mi cuerpo no era el apropiado para un deporte de fuerza”, recuerda.
Nora reconoce que es probable que su participación en los Juegos Olímpicos, y que esa competencia haya sido televisada, puede haber abierto las puertas de la halterofilia a las mujeres. Sin embargo, señala que más importante fue la aparición de otra disciplina que incluye el levantamiento de pesas: el crossfit. “Masificó mucho el deporte. Ahí es donde las mujeres empezaron a animarse más. El hecho de haber televisado el levantamiento olímpico en los Juegos seguramente habrá colaborado, pero más la idea del crossfit”, resalta.
Pese a tener 51 años, Köppel sigue dedicándose al levantamiento de pesas. No sólo desde un aspecto más docente, sino también desde la competencia. “Con Sergio tenemos una escuela que se llama Enade (Escuela Nacional de Entrenadores), en la que enseñamos levantamiento olímpico para aplicarlo a distintas disciplinas como preparación física. Damos clases presenciales y online”, subraya Nora.
A nivel competitivo, este año logró su tercer título mundial en la categoría master, rompiendo además seis récords mundiales en 2023. “Encontré un punto más cercano entre la responsabilidad y el disfrute, y la posibilidad de seguir manteniéndome activa, sosteniendo una longevidad deportiva, que es a lo que apunto”, reflexiona Köppel, que aboga por la práctica deportiva en cualquier edad. “No hay límite para el sueño de una persona. Mi lema es que se puede entrenar y competir. El deporte y los desafíos tienen que ser para toda la vida. Los años suman experiencia, no defectos o imposibilidades”, sentencia Köppel, quien más que nadie sabe cómo superar barreras.