Condenaron a tres años de prisión condicional a José Fernando Leiva (25 años) por haber estafado a cuatro propietarios que destinaban sus viviendas a alquileres temporarios. El imputado además de abandonar los cuatro inmuebles sin pagar el monto total del servicio, sustrajo diversos electrodomésticos. Por los daños causados deberá pagar una reparación de $1,5 millones.
Según informaron en la Fiscalía de Delitos Complejos, conducida por la fiscala Mariana Rivadeneira, los cuatro hechos tuvieron lugar entre el 12 de junio y el 6 de septiembre. Leiva, junto a su “socio” y también imputado, Armando Hipólito Zelaya, contrataron de manera virtual alquileres temporarios, pagaron una seña con la promesa de abonar el monto restante al finalizar el alquiler, pero cuando los dueños se acercaban el último día de hospedaje al inmueble notaban que los inquilinos ya se habían retirado sin pagar lo adeudado y que encima les habían sustraído diversos electrodomésticos, como televisores, heladeras, lavarropas, aires acondicionados y hasta una cocina.
Primer hecho
La auxiliar fiscal, Julieta Molé, dijo que el primer caso se registró el 12 de junio. Leiva se contactó con una inmobiliaria dedicada al alquiler temporario de viviendas en Tucumán y en Buenos Aires y alquiló un departamento ubicado en Santa Fe 150 para el 12 y 13 de junio. Hasta ese momento no se presentó ninguna irregularidad. Los problemas comenzaron cuando, una vez finalizado el alquiler, Leiva le solicitó a la inmobiliaria alquilar un departamento ubicado en Las Piedras 565, propiedad de Ana Paula Jiménez, desde el 14 hasta el 17 de junio.
El joven le abonó a la encargada de la inmobiliaria una seña de $7.100, de un total de $21.300, a través de una transferencia bancaria con una cuenta a nombre de Francisco Leiva. El 17 de junio, el dueño de la inmobiliaria se presentó a dicho departamento para despedir a Leiva y descubrió que el joven se había marchado sin devolver la llave, sin abonar la deuda y que encima se había apoderado de un aire acondicionado y un televisor de 42 pulgadas.
Segundo hecho
La segunda estafa tuvo lugar entre el 13 y el 15 de julio. Según explicó Molé, Zelaya se comunicó con María Estela Funiciello, dueña de una casa en el barrio privado Aires de San Pablo, con el fin de alquilar la propiedad el 14 de julio para hospedar a un primo que venía desde Buenos Aires.
En su declaración, la víctima contó que ella le hizo firmar un contrato a Zelaya pero que fue Leiva quien le abonó en efectivo. Al igual que en el primer caso, ambos pidieron una prórroga del alquiler hasta el 15 de julio. Leiva le transfirió una seña por $10.000 y debía abonarle $30.000 al finalizar el alquiler.
El sábado 15, personal de vigilancia del barrio le manifestó a la damnificada que durante esa noche alrededor de seis personas ingresaron en un auto y que se retiraron del lugar luego de varias horas. Cuando Funiciello llegó a su casa, vio que los inquilinos se habían ido sin pagar lo adeudado y que habían robado dos televisores de 43 pulgadas, un conversor de Smart TV y un juego de toallas.
Tercer hecho
La representante del MPF dijo que el 21 de agosto Leiva se comunicó con Antonella Pérez, encargada de administrar el departamento de Alicia del Valle Lucas, ubicado en avenida Avellaneda 585. El imputado reservó el inmueble desde el 22 de agosto hasta el 6 de septiembre a nombre de Juan Ramón Olivera. Al llegar al lugar, Leiva abonó una noche y tras una intimación enviada el 5 de septiembre transfirió $35.000 de los $150.000 que debía.
Al retirarse del departamento el 6 de septiembre, se apoderó de un televisor de 40 pulgadas, un aire acondicionado y un lavarropas
Cuarto hecho
Según la Fiscalía de Delitos Complejos, el último hecho se produjo el 27 de agosto. Mientras Leiva se hospedaba en Avellaneda 585, se contactó nuevamente con Pérez para alquilar un departamento en Buenos Aires 180 que ella también se encargaba de administrar y que le pertenecía a Alejandro Parra. Según explicó Pérez, Leiva solicitó el nuevo alquiler para que se alojara un amigo, oriundo de Buenos Aires, porque él tenía que operarse los ojos y su amigo viajaría a cuidarlo.
El 6 de septiembre una vecina del edificio le alertó a Parra que había un movimiento inusual en su departamento. Cuando este llegó, notó que Leiva se había ido, habiendo abonado sólo dos días y llevándose consigo una heladera, un microondas, dos televisores de 55 pulgadas, un aire acondicionado, una cocina y un cuadro.
Por todos estos hechos, Leiva fue imputado por los delitos de estafa y de hurto. El acusado reconoció la responsabilidad de sus actos y mediante un acuerdo de juicio abreviado, la Fiscalía propuso que sea condenado a tres años de prisión condicional y la reparación económica de $1,5 millones, que se distribuirá proporcionalmente al perjuicio sufrido por cada una de las víctimas. “Está acreditado que el imputado actuó en varios hechos con un idéntico modus operandi y afectando a una multiplicidad de víctimas. Usó el DNI de otra persona para tratar de falsear su identidad y utilizó una cuenta bancaria a nombre de otra persona. Está acreditado que actuó con dolo directo para intentar engañar a los denunciantes y una vez generada la confianza se aprovechó para sustraer varios elementos”, argumentó Molé.
Al no haber oposición de la defensora, Noelia Sánchez, ni de ninguna de las víctimas, el juez Bernardo L’Erario resolvió hacer lugar al acuerdo.
(Producción Periodística: Micaela Pinna Otero)