A principios de octubre, en Paraguay, las Yaguaretés dieron el mayor golpe de su historia: le ganaron por primera vez a Brasil, la gran potencia rugbística femenina del continente, y se adjudicaron su primer título sudamericano. Para tener una idea más precisa de la dimensión de ese triunfo es necesario ilustrar la hegemonía brasileña: en las 22 ediciones que se disputaron desde el primer Sudamericano (Venezuela 2004), las Yaras habían ganado 21 sin perder ni un solo partido, y en la restante (Argentina 2015) no habían participado por estar ya clasificadas a los Juegos Olímpicos de su país. El yaguaretazo en Asunción tuvo una recompensa extra: la clasificación del seleccionado argentino al Challenger Seven Series, clasificatorio para el Circuito Mundial, donde juegan los mejores seleccionados del mundo. El Challenger estará dividido en tres etapas, la primera de las cuales se desarrollará entre el 12 y el 14 de enero en Dubai, y para dicha instancia fueron convocadas las tres tucumanas tres tucumanas que estuvieron en la conquista sudamericana: Andrea Moreno (Alberdi Rugby), Azul Medina (Cardenales) y Candela Delgado (Monteros Voley).
“Ya es otro nivel. Es un paso más hacia lo que soñamos, que es jugar con las mejores. Y la única forma de saber de qué se trata es estar ahí. Tenemos muchas expectativas. Ver cómo nos conectamos en la cancha. Venimos entrenándonos un montón, haciendo un juego muy diferente, y creo que eso se notó en Paraguay”, confía Andrea, la que más tiempo lleva en el sistema UAR.
“Siempre me lo imaginé, pero ahora que estamos a un paso, no lo puedo creer. Es un desafío muy lindo. Son otros equipos, otro nivel de competencia. Igual, después de habernos sacado la espina de Brasil, creo que hoy el equipo está con otra confianza. Creo que eso es lo que nos faltaba, un envión para nuestra autoestima. Si bien es un desafío nuevo, no vamos a ver qué onda, vamos a ganar. Nos hemos preparado para eso”, advierte Azul.
Para Candela, la más “nueva” entre las Yaguaretés tucumanas, el Challenger representa una oportunidad de demostrar que lo del Sudamericano no fue producto de un buen día, sino de un largo proceso de trabajo. “Yo estoy súper feliz. Hace apenas un año que estoy en el sistema, así que tener la oportunidad de jugar en Paraguay y ahora esta...es increíble. Estallé de felicidad el día que dieron la lista. Ojalá podamos demostrar todo lo que hemos venido laburando, que es muchísimo. Este año fue una temporada muy intensa, y creo que nos merecemos estar donde estamos”, saca en limpio la monteriza.
Un año intenso
Ciertamente, 2022 fue un año intenso para las Yaguaretés. Tanto que entre concentraciones y torneos, prácticamente no tuvieron pausa. Y en 2024, serán el primer equipo argentino en salir a la cancha. “Desde el 2 de enero del año pasado estuvimos a full. Por ahí un par de días o una semana como máximo. Incluso para las Fiestas también hubo poco tiempo para descansar porque debíamos seguir entrenándonos para este desafío”, comparte Andrea, quien suele compartir sus sesiones de entrenamiento en Instagram. “Es que me encanta entrenarme. Se me hizo un hábito, siento que ya es parte de mi vida. Soy muy disciplinada con eso”, cuenta.
Parte de la riqueza del Challenger para las chicas estará en lo exótico de su sede, Dubai. “Estuve googleando un poco, pero no me quise llenar tanto la cabeza. Prefiero descubrirlo”, cuenta Candela. “Yo ya tengo visto hasta dónde quiero sacarme fotos, ja ja”, retruca Azul.
El caso de Candela es especial por su condición de madre. “Sí, es un poco difícil. Todos estos días estuve pensando en eso, que voy a estar lejos durante dos semanas. Yo sé que mi familia y la familia paterna se van a ocupar bien y eso me deja tranquila, pero igual voy a extrañar”, reconoce.
Por supuesto, si bien están acostumbradas al tema de los viajes, uno de tantas horas no es fácil de sobrellevar. Sobre todo si no se tiene ese don para dormir en los aviones. “Soy de las que lo sufre, me cuesta descansar, pero seguramente habrá cosas para hacer. Ya sea meditación o jugar a algo en grupo para matar el tiempo”, avizora la de Alberdi.
Azul, por su parte, confiesa que sin importar el destino, siempre necesita un espacio de introspección: “estoy acostumbrada a tener mi espacio, así que de vez en cuando me gusta estar un momento de desconexión en solitario, ya sea escuchando música, en la habitación o al borde de una pileta”.