Probablemente, al día de hoy, todavía muchos aficionados a la lectura y al cine no relacionen Frankenstein con el nombre de una mujer: el de Mary Shelley. Y ella, precisamente, fue la escritora que dio vida al famoso personaje. Joven, de tan solo 20 años de edad, fue ella quién escribió la novela fundacional de la Ciencia Ficción Moderna titulándola “Frankenstein” o “El moderno Prometeo”. Fue la novela que habría de inaugurar el nuevo género poniendo una bisagra a la Historia de la Literatura y constituyéndose éste en un éxito universal. Innumerables veces fue llevada al cine durante el siglo XX, y los que peinamos algunas canas con seguridad vimos varias de sus distintas versiones. Mary Shelley había engendrado un verdadero mito literario donde un hijo monstruoso, no gestado por una mujer, sin nombre, ni amistades reclamaba a su creador una paternidad que él no terminaba de asumir: un ficticio argumento con un hijo construido y diseñado en un laboratorio con partes cadavéricas animadas por una chispa de vida o electricidad. El relato conoció por primera vez la luz en el año 1818, pero ella decidió no asumir su autoría y fue anónima inicialmente, por los prejuicios de una época que no admitía la firma de una mujer en un libro. Pero en 1823, hoy hace exactamente 200 años, una nueva edición llevó ya su firma y el mundo conoció, entonces, a la verdadera autora y narradora. Se llamaba Mary Wollstonecraft Shelley y había gestado ella el nacimiento de quien sería uno de los personajes más importantes de la literatura universal: El monstruo de VictorFrankenstein. Su creación había estado detrás de una pluma femenina y seguramente ella nunca imaginó el impacto que tendría su historia gótica. Mary Shelley había nacido en el Reino Unido en 1797, y a sus 20 años había escrito esta novela de ciencia ficción y terror planteando temas que hasta hoy suenan y son relevantes como los avances de la ciencia y sus límites, que a veces son posibles y otras no tan factibles. En Suiza, Ginebra, se conserva la residencia de Villa Diodati a donde en ese lluvioso invierno de 1816 se congregaron a escribir Lord Byron, Polidori, Mary Shelley, su hermana y su esposo, y fue ese el escenario de un encuentro memorable para la literatura. Un tumor cerebral acabó con la vida de Mary Shelley el 1 de febrero de 1851. Hoy le rendimos un justo homenaje a su memoria, autora de una historia atrapante y que llegó a ser uno de los libros más leídos en el mundo entero. Una gran mujer que contra viento y marea marcó su huellas.

Juan L. Marcotullio
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