En el arte de vivir la vida todo ser humano tiene sus capacidades limitadas para ser o no ser. Todo ser humano debe apoyarse en sus recursos propios creativos y espirituales. Jamás debe perder sus límites y pensar que todo está permitido porque ahí se comienza a perder la confianza y el respeto. En estos ciclos vertiginosos, caóticos del siglo XXI nuestra vecindad debería zafar de esta situación promoviendo la cultura, reactivando los centros vecinales, mutuales, cooperativas, ateneos, instituciones benéficas, democratizar los partidos políticos para que sus asociados elijan libremente a sus candidatos en la próximas elecciones. La situación económica y de seguridad se volvieron inmanejables, el hambre acosa los tiempos se acaban, en la salud los virus no descansan. La casta “carnavalea” despilfarrando, contagiada por la ambición del todo para mí y nada para vos. El hombre y su familia deben salir del consumo devastador, debe volver al tiempo del Ñaupa, a la avicultura, a su huerta, al pan amasado a tomar H2O a reciclar los útiles escolares, a preparar batatas y choclos asados para que lleven sus hijos a las escuelas en lugar de alfajores, en transporte usar la bicicleta y así creo los tiempos mejorarán.
Pedro Castaño (padre)
Calle Las Palmeras - Barrio Perón
Concepción