Jorge Luis Borges - Osvaldo Ferrari
Osvaldo Ferrari: Desde hace tiempo me interesa la idea que usted ha expresado acerca de la posible identidad de los argentinos, porque, según esa idea, la nuestra sería una identidad en pleno desarrollo. Usted ha dicho, Borges, que los argentinos, al tener una historia limitada, y provenir, a la vez, de una historia vasta como la europea, somos una nueva posibilidad de ser. Usted dijo: somos lo que queramos y lo que podamos ser.
Jorge Luis Borges: Sí, efectivamente, creo que el hecho de ser europeos en el destierro es una ventaja, ya que no estamos atados a ninguna tradición local, particular. Es decir, podemos heredar, heredamos de hecho todo el Occidente, y decir todo el Occidente es decir el Oriente, ya que lo que se llama cultura occidental es, digamos, simplificando las cosas, una mitad Grecia y la otra mitad Israel. Es decir, que somos orientales también, y debemos tratar de ser todo lo que podamos; no estamos atados por una tradición, recibimos esa vasta herencia y tenemos que tratar de enriquecerla y de proseguirla a nuestro modo, naturalmente. En cuanto a mí, yo he tratado de conocer todo lo posible pero, desde luego, ya que el mundo es de hecho infinito, lo que un individuo puede conocer es una partícula. Yo pienso a veces que la literatura es como una biblioteca infinita. “La Biblioteca de Babel” en un cuento mío, y que de esa vasta biblioteca cada individuo sólo puede leer unas páginas: pero quizás en esas páginas esté lo esencial, quizás la literatura esté repitiendo siempre las mismas cosas con una acentuación, con una modulación ligeramente distinta. En todo caso, yo pienso que mi deber de escritor no es descubrir temas nuevos ni inventar nada; debo repetir, en el dialecto, bueno, de mi país y de mi época, ciertas poesías que están siendo siempre repetidas, con ligeras variaciones que pueden o no ser preciosas.
-Ya veo. Ahora, no quiero dejar de preguntarle esto: respecto de usted, Octavio Paz ha dicho que su europeísmo es muy americano, que es una de las maneras que tenemos los hispanoamericanos de ser nosotros mismos, o bien de inventarnos. ¿Qué piensa de esto?
-Es una frase ingeniosa, ante todo, pero puede ser cierta además, ya que desde luego nuestro destino es más bien nuestro destino futuro que nuestro destino pretérito, sobre todo en este continente. Yo diría lo mismo para los americanos del Norte también; bueno, el hecho es que los idiomas que se hablan y que son tradiciones también, ¿cuáles son?: el castellano, el portugués, el inglés, ciertamente no inventados por los pieles rojas, o por los incas, o por los indios pampas.
-Naturalmente. Paz agrega que nuestro europeísmo no es un desarraigo ni una vuelta al pasado, sino una tentativa por crear un espacio temporal frente a un espacio sin tiempo, y así, dice él, “encarnar”.
-Es una hermosa idea y creo que es una idea cierta. Yo lo siento así, es decir, siento que soy un europeo en el destierro, pero que ese destierro me permite ser europeo de un modo más vasto que quienes sólo han nacido en Europa; porque, de hecho, no sé si alguien ha nacido en Europa: más bien la gente nace en Inglaterra, en Italia, en España, en Noruega, en Islandia, pero Europa es un concepto muy vasto. En cambio, nosotros podemos sentir todas esas diversas herencias, podemos olvidarnos de los límites políticos, de las fronteras de un país y otro, y debemos tratar de merecer ese vasto y riquísimo continente que es heredado de algún modo, precisamente porque no hemos nacido en él sino en otro.
*Fragmento de Los diálogos.