La expresión de muchos argentinos es “Ta dura la calle, ya no se puede vivir, no hay plata que alcance para cocinar; yo lo voté, pero no esperaba esto, el DNU maldito; no sabía que nosotros éramos la casta”... Si la suerte nos acompaña, tenemos vida y si somos pobres, que no se note; cuatro años no son nada y pasarán volando. LA GACETA en varios artículos nos aconseja cómo sobrevivir en épocas de dura crisis. Por suerte provengo de raíces del campo, mamá santiagueña criada en Los Ralos y papá tucumano de San Andrés; fuimos bien criados con alimentos sanos, nutritivos y económicos y acá paso algunos datos que nos pueden ser de utilidad. Nací en mi querida Villa San Cayetano. Allí teníamos huerta familiar, plantas frutales, un gallinero, leña seca, un horno de barro y brasero encendido todo el día -con una pava de aluminio hirviendo para el mate- al que lo cubríamos con su misma ceniza, para encenderlo al amanecer. En el menú no faltaban para el desayuno mate cocido con tortillas al rescoldo o bollo; más tarde un apretado de pan francés con una rodaja de queso de pata y un vaso de jugo; para el almuerzo, sopa de puchero, guiso de arroz, de lentejas o fideos, o bifes de hígado con huevo; o milanesa de mondongo o albóndigas, o puchero de gallina con verduras, o ñoquis caseros, o riñones con fritanga, o chanfaina, o tripa rellena, o niños envueltos y mil platos más. De postre, mazamorra con leche y miel de caña,o batata y harina cocinado en azúcar y leche, o mermeladas caseras de higo, naranja, zapallo, o dulce de leche y si nos habíamos portado bien nos premiaban con un “cucurucho” de achilata. Compare proteínas, gastos, ahorros, comidas chatarras con las saludables; desnutrición y estados de salud de antes y los de ahora. Y sobre todo no reniegue; puede enfermarse y los remedios son para los que tienen plata.

Francisco Amable Díaz 

franciscoamablediaz@gmail.com