Con elogiable criterio las autoridades han dispuesto mejorar el entorno paisajístico del Colegio Nacional. Ello supondría la supresión de algunas especies y la sustitución por otras. Debo aclarar que no soy un experto y mi opinión es simplemente literaria, basada en cosas que he visto ,leído o creído leer. Del entorno vegetal que circunda el centenario edificio se destaca una imponente araucaria. Hay también hileras de palmeras “pìtas” que presentan distinto comportamiento según estén por Avda. Sarmiento - rectas y vigorosas - o por Santa Fe -alterado su eje gravitacional - lo anterior presumo por la distinta luminosidad. En una esquina se encuentra un notable ejemplar de espinillo o churqui que lo he visto desgajarse, tal vez porque haya llegado a su edad senil. En otra esquina hay una achaparrada tusca, a cuyo regazo encuentran socaire los vendedores de fruta que acceden a los colectivos “compre patrona, compre tío, a mil la mandarina”, esa escena me enternece profundamente porque me rememora mi etapa juvenil plebeya y revolucionaria. Por calle Maipú hay una hilera de “siempre verdes” que son desaconsejados por los paisajistas para el espacio urbano pero contrariando a aquellos, son los únicos que dan sombra. Cualquiera sea la selección que se haga, es decir la remoción de un ejemplar para sustituirlo por otro, en el lugar quedará un vacío, que generará un trauma óptico hasta que el nuevo ejemplar adquiera su porte . Para solucionar aquello se me ocurre que aprovechando la colocación de las rejas que supone un trabajo de herrería , con la misma estética de la reja se podrían colocar glorietas o enramadas sobre las cuales podrían crecer rápidamente jazmines , campanillas o clarines de guerra , dando la sensación de sombra. En la megaproducción de Disney “Avatar” se construye la metáfora de que los vegetales han evolucionado de tal modo que logran colonizar todo un planeta y que son capaces de comunicarse mediante un lenguaje articulado. En realidad los vegetales si hablan, su lenguaje es enzimático , por ello no se agota en 5.000 vocablos , es infinitamente más extenso, captan el sol , el viento , la luna ,los cambios climáticos y diariamente nos dan su interpretación de esos cambios . Es nuestra especie la que no sabe interpretar aquel lenguaje. Con los desafíos que enfrenta la humanidad, tal vez haya llegado la hora de encontrar intérpretes.
Marcelo Daniel Cena
Siria 1.373
S. M. de Tucumán