Disculpas... desde el momento en que se abrió el debate para tratar el proyecto de ley de aborto sin límites, caló muy profundamente en la sociedad la idea de que un tema de tal envergadura debía ser tratado sin premura, incluyendo una oportunidad de opinión al conjunto de la población. Ello, sin desmedro de la autoridad otorgada por el pueblo a los 329 diputados y senadores con que cuenta el cenáculo deliberativo más importante del país. No era en desmedro de su sapiencia o buena fe, solo era un simple paso previo, de modo que una decisión tan drástica desde el punto de vista humano, tuviera en cuenta el pensamiento de toda la población, mediante las herramientas de participación que habilita la Constitución nacional: consulta popular o referéndum... Hubiera sido una excelente oportunidad para evaluar la profundidad del criterio humanista de la población, tratándose como es del derecho a la vida de aquel que ha sido concebido y espera ser recibido como lo que es, un ser humano indefenso y esperanzado... La negativa de aquel entonces al referéndum me dejó, al menos a mí, un sabor amargo... como que un grupo reducido se negó a escuchar la voz del pueblo... casualmente su mandante.
José Félix Risso
Belgrano 108 – San Isidro de Lules