Ayúdenme a hacer números, porque ya empiezo a dudar de mi cabeza. El presupuesto anual de la legislatura de Tucumán que se aprobó para el 2024 es de 1,6 billones de pesos, lo que equivaldría al número 16 seguido de 11 ceros. Si el euro es de unos 1000 pesos, para expresar la anterior cifra en euros habría que quitarle tres ceros, lo que daría el número 16 seguido de ocho ceros. Pero el cálculo sería engañoso, porque se trata del presupuesto para todo el año, y es de esperar que nuestra moneda se siga depreciando. Si se espera una inflación del 100 por ciento anual, a fin de año el euro debería equivaler a 2.000 pesos. Partiendo la diferencia, la inflación promedio llevaría al euro a 1.500 pesos a mitad de año, por lo que a la cifra de 16 seguida de ocho ceros habría que dividirla en 1,5, lo que daría aproximadamente el número 10,67 seguido de ocho ceros. Si en vez de expresar esa cifra en unidades de euro la expresamos en millones de euros, habría que quitarle 6 ceros más, lo que daría 1067 (millones de euros). Dividamos ahora esa cifra en 59,9 (luego explicaré porqué). El resultado obtenido sería de 17, 807. Es decir casi 18. Por qué dividí en 59,9? Porque 59,9 millones de euros es el presupuesto anual del parlamento de Cataluña (en idioma catalán: parlament de Catalunya), que es el órgano legislativo de la comunidad de Cataluña. Para que nos entendamos, Cataluña es una región de España que alberga más de 7,5 millones de habitantes. Comprende 4 provincias, más de 900 municipios, 4 aeropuertos internacionales, 40 puertos navales, e infraestructuras primermundistas. Tiene producción agrícola, ganadera, industrial, y un turismo envidiable. Su PBI semeja al de toda la Argentina. Sin embargo, su órgano legislativo tiene un presupuesto anual 18 veces inferior al presupuesto de la legislatura de Tucumán (expresados ambos en la misma moneda). En fin: decir que los políticos roban es una apreciación cualitativa que poco dice de la realidad. El cambio que necesitamos no se dará si los que estamos en el llano no nos involucramos.

Ricardo Manai 

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