“El presidente Alberto Fernández decretó este jueves la cuarentena total”, “vuelos cancelados por 30 días”, “aislamiento obligatorio por catorce días”, eran algunas de las placas que se apropiaban de los encabezados de los distintos medios hace cuatro años. El "aislamiento social preventivo y obligatorio" (ASPO), sin que lo supiéramos, comenzaría a ser el tema principal de las conversaciones cotidianas en el marco de una pandemia de una enfermedad llamada Coronavirus.
“A fin de proteger la salud pública, lo que constituye una obligación inalienable del estado nacional, se establece para todas las personas que habitan en el país o se encuentren en el en forma temporaria, la medida de “aislamiento social, preventivo y obligatorio” en los términos indicados en el presente decreto. La misma regirá desde el 20 hasta el 31 de marzo inclusive del corriente año, pudiéndose prorrogar este plazo por el tiempo que se considere necesario en atención a la situación epidemiológica”, rezaba el DNU 297/2020 que pronto cambiaría las costumbres, hábitos y formas de mirar el mundo de millones de personas.
La libertad puesta en jaque: el aislamiento obligatorio, una forma de valorar lo que antes dábamos por sentado
La pandemia de Coronavirus será para siempre una marca profunda en la historia de vida de millones de personas alrededor del globo. “Contagios, barbijos, aislamiento, alcohol, desinfección” y con mayor pesar “muerte” fueron el vocabulario usual de un tiempo indefinido. Estudiantes, empleados y jefes pensaron que sería un receso de unos catorce días pero al sumarse otros catorce más cada vez que se terminara el plazo, resolvieron que la problemática no era una cuestión de dos semanas.
Y los vaticinios fueron ciertos. La pandemia duró tres años, tiempo que dejó enseñanzas profundas, dolores impensados y vacíos desoladores. La pandemia se cobró vidas así como dio una clase de cómo valorarlas. Nos convertimos en expectantes de la libertad, algo que habíamos dado por sentado, que no habríamos estimado lo suficiente hasta el momento en que la libre circulación ya no era más un acto de voluntad propia, donde se necesitaban permisos para poder salir de casa y aquel que no pudiera justificar su salida se vería enfrentado a las sanciones del Código Penal.
Tres de marzo, una fecha para recordar: el primer caso de covid- 19 llegó a la Argentina
Anteriormente, el tres de marzo específicamente, 17 días antes de la puesta en vigencia del DNU, el primer caso de covid-19 había llegado a la Argentina para encender las alarmas. “Se trata de una persona de 43 años de sexo masculino, que había estado entre 19 al 21 de febrero en Milán y entre 22 y 29 del mismo mes en otras ciudades de Italia y España e ingresó al país el domingo primero de marzo”, anunciaba el comunicado del Ministerio de Salud de la Nación por aquellas fechas.
Las palabras que en su momento hemos aprendido a la fuerza, en un contexto que no admitía otra temática, hoy las sabemos a la perfección. La pandemia de coronavirus fue un antes y un después en la historia de la humanidad, y demás crónicas de otros campos. Una situación casi apocalíptica, que parecía no dar tregua. Sin embargo, hoy 20 de marzo de 2024, podemos hablar desde lo lejos, en las plazas, en el shopping, en el super, en la calle de la pandemia de COVID - 19, sin preocuparnos por tener que pronto guardarnos en casa.