El 4-0 sobre Defensores de Belgrano por la primera ronda de la Copa Argentina fue un bálsamo para Atlético. La goleada le permitió cortar una de sus peores rachas de los últimos años (12 juegos sin ganar); así el “decano” volvió a Tucumán no sólo con la felicidad propia de un éxito, sino también con mucho más aire para encarar lo que le queda por delante en el primer semestre.
Y es que son varias las razones para sacar conclusiones positivas; más allá, lógicamente, del abultado resultado a favor. A eso no lo atenúa el hecho de que el rival haya sido de una categoría inferior: el “decano” llegaba en un muy mal momento, mientras que el “dragón” arrastraba un importante envión positivo, con un invicto de siete partidos (cinco triunfos) en el arranque de la Primera Nacional, categoría en donde es, hasta ahora, el que más puntos sumó.
Está claro que es inexorable preguntarse si la diferencia en el juego y en el físico que se tradujo en el marcador (quizás incluso de manera algo exagerada), responde justamente a la diferencia de categoría existente entre ambos equipos. Y si, por esa probabilidad, el “decano” deberá mejorar todavía más de cara a los próximos partidos.
Sí; la diferencia de categoría influye, pero no fue determinante en este caso. Que la jerarquía de los jugadores de Atlético, aún con el presente adverso, es superior a la de Defensores de Belgrano se vio con claridad ayer. No sólo desde lo futbolístico, partiendo desde la superioridad “albiceleste” en la mitad de la cancha con un enorme partido de Guillermo Acosta y Adrián Sánchez, sino también en lo físico: pese al arrastre de partidos, el “decano” no se mostró cansado, e incluso aún cuando fue quien asumió el protagonismo durante todo el duelo, y jugando con uno de menos por poco más de media hora, tuvo resto para sentenciar la historia sobre el final. Eso fue totalmente diferente a lo que había sucedido con Independiente Rivadavia en la última fecha. Algo para lo que también fue clave, obviamente, el carácter y la fortaleza mental, atributos en los que no pudo destacarse en demasía en los partidos previos.
Pero el resultado no se explica sólo por la diferencia de categoría. De hecho, la gran cantidad de batacazos que suelen ocurrir en la Copa Argentina demuestran que en este torneo las diferencias se equiparan. Por eso es valioso el triunfo de Atlético, construido a partir de distintos factores.
En primer lugar, fue el partido de la incipiente era Sava donde más equilibrado se mostró sin necesidad de resignar la voracidad ofensiva. Con un gran partido de los laterales y una correcta actuación de la zaga central, José Devecchi prácticamente no tuvo tarea en toda la noche.
También contribuyeron en esa tarea defensiva Acosta y Sánchez, que se comieron la mitad de la cancha, y los volantes por afuera, Renzo Tesuri y Justo Giani, sacrificados en el ida y vuelta.
La vocación ofensiva y la intención de ser protagonista se repitió con respecto a los últimos partidos. Gracias a que las individualidades levantaron su nivel, el equipo también lo hizo colectivamente. Así, pudo generar varias chances de gol y aunque desperdició algunas, pudo concretar otras. De hecho, convirtió en 90 minutos la misma cantidad de goles que había hecho en 11 fechas de la Copa de la Liga.
Mateo Bajamich marcó su primer gol en el club y Marcelo Estigarribia volvió a anotar tras 12 partidos. Para ambos, puede ser un trampolín anímico de cara lo que se viene.
Además, sucedió lo que no venía pasando en los últimos partidos. Las modificaciones en el segundo tiempo impactaron positivamente en el equipo. Matías Orihuela y Joaquín Pereyra no desentonaron, Tomás Castro Ponce terminó de sentenciar la goleada con dos tantos y en ambos tuvo asistencia de los otros ingresados: Nicolás Castro y Nicolás Servetto. En definitiva, fue una noche redonda para los de Sava.
Ahora, el desafío será poder repetir la gran actuación exhibida en Santa Fe en las tres fechas restantes de la Copa de la Liga. Porque claro, la Copa Argentina es un certamen con una dinámica diferente; con partidos eliminatorios, sin margen para el error, pero también, al menos en el contexto actual del “decano”, con una carga menor.
A sólo un punto de la zona de descenso, Atlético está obligado a conseguir resultados inmediatos para escapar del fondo de la tabla, y para poder ilusionarse con una remontada que le permita pelear por objetivos más importantes. “Les decía a los jugadores que tengan confianza en lo que estaban haciendo, que eran cosas muy buenas”, declaró Sava, post partido.
En parte, es cierto: el “decano” había mostrado signos de mejoría en los últimos partidos pese a los resultados. Ahora, la misión será sostenerlo y hacerlo de forma más regular para poder continuar, en los resultados, el camino que comenzó ayer: un camino de redención y recuperación.