“Toco de tocar, siento de sentir, camino por andar... Un poco de éste, otro de éste... Me toco, me reflejo... Toco de tocar... amor, salud y fe... ¿Son? ¿Lo creo? ¿Lo siento? ¿Lo digo?…”
Estas consignas se transforman en la intención de una respuesta en la obra de danza contemporánea tucumana “Metáfora de la rutina”, que se repondrá esta noche, desde las 21.30, en La Paloma Espacio Cultural (Santiago del Estero 1.351).
A cargo de la creación está el grupo Biguá, que se formó hace dos años con Pablo Vignoli y Martín Abregú (ambos protagonizan y coridigen la puesta) con una primera idea de hacer danza y la segunda de concretar una obra. “Para arrancar, partimos desde la físicalidad, desde el cuerpo, y de la conexión para después conceptualizar; el trabajo mutó con la llegada de Elisa Martínez convirtiéndose en lo que hoy mostramos a público y con la cual creamos esta compañía independiente de danza contemporánea tucumana”, afirma Abregú en diálogo con LA GACETA.
- ¿Todos estamos atravesados por una rutina, y romperla es arriesgarse?
- Si, todos, en mayor o menor medida; es algo que nos sujeta. Obvio que romperla implica un riesgo, es lo nuevo, es lo difícil, es la sorpresa... y muchas veces creo que a la mayoría de las personas no les gusta la sorpresa. Uno tiene un camino para ir a trabajar, tiene los minutos contados para ir a trabajar, y cuando suceden accidentes o sorpresas en el camino, te desequilibran, te sacan de tu eje. Querer salir de esa rutina es una decisión de vida.
- ¿Lo rutinario es una forma de lograr algo de seguridad?
- Ignoro si es seguridad, pero sí es una forma de vida, de vivir como te decía. Nosotros vivimos en una rutina, aunque sea pequeña.
- ¿Qué metaforiza esa rutina?
- No se si hay una respuesta que gire sobre algo específico. Siento que lo que se busca en esta pregunta es algo que nosotros no hemos trabajado, porque no la encaramos para metaforizarla. Hemos trabajado desde el cuerpo, desde la fisicalidad que nos llevó a una metaforización y luego a metaforizar la rutina.
- Tocamos, sentimos y caminamos sin tener claro porque lo hacemos...
- Claro, es así porque somos sujetos que estamos inmersos en una sociedad y como tales aprendemos eso sin pensar.
- ¿Cómo desarrollaron el proceso creativo para darle sentido a la propuesta?
- Fueron varias capas, la propuesta la inicié con Pablo, y la idea primera fue danzar; pero como todos no somos iguales, cada uno tiene una forma de iniciar un proceso: Pablo es mas físico yo soy más mental o metafórico y el encuentro implicó abandonar cada forma y sumergirse en la forma del otro. Así iniciamos, más que nada de una manera física y la propuesta apareció por sí misma que también llevó a metaforizar movimientos, sensaciones, prácticas... Otra capa importante fueron los textos que nos ayudaron a darle sentido también, y con la inclusión de Eli la obra mutó teniendo los mismos principios pero con diferentes formas. Ya no somos dos sino que somos tres y eso es imposible negarlo.
- ¿Cuál es el desafío de usar el cuerpo como significante?
- Es una pregunta muy fuerte, sobre todo porque somos bailarines y nuestro trabajo es con el cuerpo, lo que significa que nosotros entrenamos, ensayamos, buscamos mejorarlo, ampliarlo, sin importar dolor ni desafíos físicos. Y usarlo como significante ha sido un lindo y enorme desafío: lindo por lo que hemos creado, y enorme porque nosotros tuvimos que romper nuestras propias estructuras al utilizar nuestro cuerpo.
- ¿Qué les pasó en estos dos años de trabajo?
- Muchas cosas de verdad. La primera fue redescubrirnos como dúo con Pablo, porque hemos sido compañeros pero luego cada uno tomó caminos diferentes. Entonces el Pablo que hoy está conmigo no se mueve de la misma manera que el Pablo que yo conocía, y le pasaba a él lo mismo conmigo. Nos pasó el dengue, nos pasó ampliar con gente, la introducción no solo de Elisa sino de Rocío, una companera que estuvo con nosotros y que nos ayudó también a ampliar la obra, y que cuando ella decidió dejar la creación, nos colaboró a seguir creciendo con la obra y a potenciarnos a nosotros como grupo, como intérpretes, como productores y directores y como amigos, porque eso sucede en este equipo. No hay un estatus pero sí responsabilidades asumidas.
- ¿Cómo se pasa de la conección física en la búsqueda creativa, a la construcción de conceptos para concretar la obra?
- No sé, solo se pasa, creo que tiene que ver con el hacer, con el leer, con la conexión, no solo la física sino con la que uno va haciendo, con la que uno va estudiando y con la que uno tiene como búsqueda. Entonces te podría decir que solo se da.
- ¿Qué premisas tenían como guía?
- La primera era “amigo, tenemos que trabajar juntos”; la segunda fue “bailemos” y después cada uno buscó su forma y las dejamos, solo nos movimos. Creo que inconscientemente buscamos conectarnos y todo eso filmándonos, porque así pudimos ver lo que hacíamos, más que sentirlo.
- ¿Cuáles son las metáforas que nos permiten vivir?
- Si querés podemos dividirlo en dos: para nosotros como bailarines y como personas, somos todo eso, como bailarines ya de por sí somos una metáfora, metaforizamos el movimiento, el caminar no es lo mismo para nosotros como para el resto; y como persona “común” si se quiere, muchas veces buscamos encontrar metáforas para continuar, para vivir porque vivir es muy complejo y a veces una búsqueda de metáfora en la vida cotidiana, nos ayuda a seguir.