El fallecimiento de Cesar Luis Menotti generó consternación en el mundo del fútbol argentino. Claro, además de ser el primer DT campeón mundial con Argentina, dejó un legado invaluable. Y buena parte de ese legado se puede comprender analizando sus palabras, en distintos momentos de su carrera.
El trabajo en inferiores
Menotti era un gran defensor de que, en las categorías menores, no se deben exigir resultados. “Si las divisiones inferiores de un club se organizan para ganar el campeonato de novena, octava, séptima..., lo único que vamos a conseguir son malos jugadores de fútbol (con las salvedades del caso). Lo que sería el mal menor. Porque todavía vamos a sufrir un agravante: la deformación del joven urgido a ganar títulos, cuando las divisiones inferiores están para formar al jugador y al hombre”, aseguró en su momento el “Flaco”.
“En ese contexto, donde al pibe se le enseñan todos los vicios de los grandes, es muy difícil plantar las semillas de las futuras pequeñas sociedades. Que no son otras que la amistad, los ideales futbolísticos compartidos y la alegría de jugar. Y aquí ya detectamos por qué las pequeñas sociedades han ido desapareciendo. En las divisiones inferiores, con algunas honrosas excepciones, hoy predomina el afán egoísta que significa un éxito pasajero. Mientras derrochamos la gran posibilidad del fútbol argentino, que son la cantidad de jóvenes que todavía surgen en las canchas y los potreros de todo el país. Gran posibilidad, claro, si la encauzamos bien”, agregó.
La Selección
“La Selección es un lugar muy serio. Cada pelota que patea un futbolista de la selección despierta una manifestación cultural. Nosotros vamos a tratar de acompañar ese desarrollo cultural porque es una tarea que no pueden hacer los clubes, solo la Selección argentina", explicaba Menotti, sobre la importancia del combinado albiceleste.
Las grietas ideológicas
"El primer enfrentamiento que yo tuve con un estilo fue con Zubeldía, pero teníamos otra relación. Nuestras discrepancias estaban ligadas al fútbol. A tal punto que en el '78, por una gestión de Poletti, hicimos una nota de dos horas. Y cuando terminó, me dijo: la verdad que no te puedo entender. Yo, si voy ganando 1-0, quiero que el partido terminé ya”. Osvaldo era más frontal”, recordaba Menotti.
Al momento de hablar sobre su enfrentamiento con Carlos Bilardo, la cuestión era más profunda. “Con Osvaldo nos separaban cosas del fútbol; en cambio, con Bilardo, nos separa todo. Porque yo no voy a enemistarme con alguien porque juega con líbero y stopper. Eso es una ridiculez que inventaron ustedes, los periodistas. Si repasan la historia, se darán cuenta de que esto no pasa por el líbero y el stopper...", señalaba.
Filosofía futbolística
“Es tener respeto a lo que el juego significa. Jugar es una maravillosa palabra, hasta en el amor. No puedo entrar en una cancha sin sentir la emoción del juego. Más teniendo en cuenta que hay jugadores que lo han llevado a una expresión artística, como Maradona. Jugué de joven con Di Stéfano, estábamos en Alemania, él ya era un hombre grande. A los 15 minutos del amistoso, me di cuenta de por qué era Di Stéfano: jugó como si fuera la final del Mundial. Me faltó jugar con Cruyff, la última vez que le vi era entrenador del Barça y se lo dije. Tuve mucha suerte, jugué en contra de Pelé, yo era suplente. Un día Coutinho, su mejor socio, estaba a mi lado y vio a Pelé dar un pase. Me preguntó: '¿Cómo se puede hacer eso? Cada día es mejor'. En el fútbol todo debe tener un sentido, como la música de Serrat. Una vez, jugando en Central, pateé al arco desde cuarenta metros y un compañero me dijo 'no seas ordinario'. Eso se me quedó grabado".
El lirismo
“Por carácter, el jugador argentino como prioridad tiene dos cosas fundamentales para explotar: manejo y toque. Yo trato de explotar eso, pero no hay que confundir con lirismo estúpido. Ello no significa dormirse tocando y no tener sorpresa. Mi equipo ideal fue el Santos, salía con seguridad tocando la pelota y después provocaban unos cambios de ritmo que te mataban”.