La duda surge de las expresiones que utiliza cada vez que se refiere a sectores políticos o económicos a los que descalifica severamente como “corruptos”, “ladrones” o términos parecidos para quienes han manejado la administración del Estado. Sigue utilizando lo que llama la “motosierra “ o “la licuadora” para imponer según su decisión una política de Estado sustancialmente opuesta a la “casta“, denominación genérica que no le impide integrar a sus filas en función de gobierno a notorios personajes de esa “casta” (Ej. Daniel Scioli, entre otros). Entendemos que haya usado toda la gama de calificaciones denigrantes para los políticos cuando estaba en campaña preelectoral, pero una vez en ejercicio de la primera magistratura el Presidente gobierna para 46 millones de argentinos y es lógico esperar un discurso que supere el lenguaje de campaña. No quiere decir esto que se abstenga de tomar todas las decisiones que provienen las atribuciones de su alta magistratura, pero nos parece que el lenguaje de campaña no debe ser el mismo que el de un Presidente. Repetimos: nuestra critica se refiere a un lenguaje inapropiado, injuriante para los opositores, sin distinción de personas, partidos políticos o instituciones que integraron los gobiernos anteriores a su presidencia. Cuando habla del Congreso de la Nación, según él todos integran el “nido de ratas”. Perspectivas de futuro: el general Perón solía decir: “El que va más rápido que lo rápido no llega nunca”. Quiso decir que en materia política es fundamental que el conductor tenga cabal precisión del tiempo de sus decisiones. Hasta el Fondo Monetario Internacional se sorprendió con la rapidez que se le imprimió a decisiones en materia económica y economistas advierten sobre los resultados de decisiones que van “más rápido que lo rápido”. Pueden parecer triunfos de logros en 100 días de gobierno, pero se alerta sobre variables como la corrección del déficit fiscal, que no son suficientes para abordar el futuro económico, en especial un “plan de estabilización” ,y otros pasos fundamentales para lograr la meta tan ansiada de un crecimiento sostenido negado al país desde hacen dos décadas o mas .Es preciso aclarar que no soy ni tengo nada de economista. Pero pretendo reflejar la opinión de destacados economistas y entidades especializadas nacionales y extranjeras, publicadas en medios escritos, radiales y televisivos, que alertan con destacar la fuerza con que el nuevo gobierno está atacando frontalmente el déficit fiscal a costa de someter a la población a soportar aumentos de precios tanto de los servicios públicos como de las empresas de bienes y servicios, incluido lo más lastimoso que es la asfixia de las jubilaciones. En síntesis, sostienen los que saben que “bajar el saldo primario de la argentina en un 5 % del PBI, es una verdadera utopía en una realidad política como nuestro país y por lo tanto conducirá al fracaso inevitable dadas las condiciones y el historial de nuestro país. Lo positivo en marcha: el ímpetu del Presidente y sus equipos han demostrado actitud y decisión de atacar el gigante maligno de la burocracia estatal donde cada día se descubren enormes negociados y estructuras que durante años cobijaron ñoquis, parásitos como el enjambre de La Cámpora, supuestos dirigentes sociales que operaban de los dos lados del mostrador en una máquina imparable de derrochar dinero de las arcas públicas, es decir de todos nosotros, para la maquinaria política del peor gobierno de la historia de nuestro país. Queda aún mucho para terminar con el gigante de la corrupción del Estado que nos llevó a fines del año anterior a un paso de la disolución como país, tal era en grado de endeudamiento y corrupción desde la ex Presidenta y el ex Presidente para abajo. La situación de las provincias: en la reciente reunión de los Gobernadores del Norte, los mandatarios cosecharon “promesas de ayuda económica” sobre todo para terminar obras públicas pendientes de concluir desde los gobiernos anteriores. Llevaron una cosecha de esperanzas por parte del Ministro del Interior, pero en la realidad chocaron con la expresa decisión presidencial que no se librarían fondos para nada, luego de que se cumplieran objetivos fijados por el gobierno central. En suma; podrán existir apoyos de gobernadores, legisladores nacionales o fuerzas políticas provinciales que no torcerán el rumbo de las determinaciones del Estado central. Tal vez lo único rescatable de esa reunión de gobernadores del NOA sean las declaraciones posteriores del gobernador de Tucumán, en el sentido de que era necesario construir el Norte Grande, en este caso como especio político de defensa de las provincias más ricas y postergadas del país. Nos recuerda nuestra tesis, posterior al primer ensayo regional del ex gobernador Romero en Salta (1984 ), frustrado por la hiperinflación de Alfonsín. En Tucumán retomamos la idea y se llegó a crear la Región NOA, a cuya inauguración asistió el presidente Menem previa “sugerencia” de que incorporemos a la Región a la provincia de La Rioja. Cuando estaba todo listo para la firma del Tratado de Integración, el gobernador de Tucumán, Ramón Ortega, viajó a Miami, disgustado por no haber sido integrante del binomio presidencial. Quedo una vez más frustrado el problema regional del que nunca más se habló como un organismo político expresamente previsto por la Constitución Nacional en su norma del Art. 23 (ref ) que estatuye que “las Provincias podrán crear regiones para el desarrollo regional y crear sus instituciones para el cumplimiento de sus fines”. De allí en más existieron reuniones a nivel de relaciones parlamentarias regionales, pero nunca con vocación política sustentable como lo hemos sugerido en nuestro trabajo “Autonomía Política Regional” y otros enjundiosos trabajos de constitucionalistas como José María Hernández y otros que no podemos enumerar, y que serán antecedentes de un futuro mapa político del país más justo y armonioso que rompa la hegemonía del centralismo vigente desde la emancipación. Para no hacer más larga este panorama de la actualidad nacional agregaremos que el título es superfluo pues no interesa tanto lo formal, si el Presidente actual guarda o no las formas de expresarse con la oposición, si no si la cruzada emprendida puede o no encauzar definitivamente al país en la senda del crecimiento, superando la etapa de más de 20 años de atraso y populismo, y dando paso a un desarrollo armónico de todas sus regiones.

Benito Carlos Garzón 

EstudioGarzonyAsoc@hotmail.com