El ascenso de La Libertad Avanza al poder revolvió el ambiente político nacional y lo puso patas para arriba. Todos están incómodos en ese nuevo escenario. Hay dirigentes de distintos colores políticos que navegan por la indefinición y no se puede determinar con precisión si son oficialistas u opositores en relación al mileísmo. El peronismo, sobre todo, sigue padeciendo la pérdida del poder federal. Dividido tras el paupérrimo final de la última gestión en la Rosada, comienza a reaccionar lentamente ante las nuevas circunstancias y se plantea de qué manera encarar la reconstrucción.
A pesar de algunas bajas, el mayor capital con el que cuenta Unión por la Patria (UxP) son la decena de gobernaciones y las bancas en el Congreso. En este contexto de necesidad de LLA de obtener herramientas legislativas, se han revalorizado aún más.Los escaños también serán los protagonistas de la batalla electoral próxima, el año que viene.
Durante la semana hubo dos hechos clave para el Partido Justicialista. Por un lado, el presidente del PJ bonaerense -el distrito electoral más gravitante del país- Máximo Kirchner definió convocar a elecciones de autoridades para el 17 de noviembre (Día de la Militancia). El diputado y referente del kirchnerismo buscó marcarle la cancha al Consejo Nacional pejotista, que el martes tuvo que fijar para la misma fecha el llamado propio para reemplazar a Alberto Fernández (se le otorgó una licencia).
En el documento final que se elaboró tras la cita, además, se pidió a los legisladores nacionales que rechacen la Ley Bases y se llamó a una movilización al Congreso para el día que se vote el proyecto. En la mesa chica del peronismo que efectuó ese pronunciamiento estaba sentado el tucumano Juan Manzur. El senador es uno de los vicepresidentes que quedaron a cargo del partido. Estuvo sentado al lado del gobernador bonaerense Axel Kicillof y de su Jefa de Asesores, Cristina Álvarez Rodríguez (es sobrina nieta de Evita); de la senadora Lucía Corpacci; de Gildo Insfrán y de Eduardo Wado de Pedro, entre otros.
El ex gobernador es una de las figuras nacionales que aspira y opera para quedar a cargo de la conducción nacional para los meses que vienen. Sucede que, cuando se aprobó el alejamiento del ex Presidente, se acordó que una Mesa de Acción Política comandaría el armado hasta que se concretara el proceso electoral. El organismo de contingencia estaría, a priori, integrado por representantes de distintas vertientes y encabezado por un dirigente. La CGT, incluso, reclamó participación.
Estaba previsto que en el último encuentro se abordara este asunto, pero no sucedió ¿Qué pasó? Diversas fuentes dieron detalles sobre cómo fue la cocina de la decisión de posponerlo para los próximos 15 días. El motivo es uno solo: la disputa entre el kirchnerismo y Kicillof está eclipsando el resto de la agenda peronista. Los “K” son, de hecho, la piedra en el zapato peronista. Son varios los sectores que responsabilizan a la vertiente que encabeza la ex presidenta Cristina Fernández y su hijo por “sabotear” desde adentro la última gestión y por propiciar la derrota frente a Milei. Ex gobernadores y mandatarios actuales, incluídos Manzur y Osvaldo Jaldo, plantean puertas adentro la necesidad de deskirchnerizar el peronismo.
El cristinista De Pedro propuso que se fechara la interna en concordancia con la de la provincia de Buenos Aires. Kicillof expresó que no estaba de acuerdo. Si bien en el justicialismo dicen ser conscientes de que tienen que ordenarse puertas adentro para mirar hacia las parlamentarias de 2025, no querían quedar como que fueron condicionados por los Kirchner. La discusión fue acalorada y las líneas se habrían enrostrado entre sí el no actuar de manera orgánica.También se planteó la carencia de fondos para llevar adelante una campaña interna y las dificultades de un clima social de crisis y reticente a las disputas políticas.
Manzur se mantuvo impertérrito. “Es un hombre de mucha paciencia”, caracterizó un peronista de trayectoria que lo conoce en detalle. Los días del ex Jefe de Gabinete transcurren en Buenos Aires y en Tucumán (estaría aquí) de reunión en reunión. Grandes popes del Conurbano, referentes provinciales, justicialistas disidentes y hasta ex presidentes pasan por su agenda. Manzur habla con todos y tiende lazos para la unidad. No sólo eso: dentro del bloque de Unión por la Patria es escuchado y, cuando es necesario,sienta posturas firmes. Tucumanos que mantienen contacto con él, cuentan que en el Senado que, de hecho, gran parte de los académicos y representantes de diversos sectores invitados para analizar el texto de la Ley Bases fueron por propuestas suyas.
Manzur no es el único con aspiraciones y vínculos para encauzar el PJ hasta noviembre. La catamarqueña Corpacci sería la favorita de Cristina y no disgustaría a Kicillof. La primera opción del economista, sin embargo, sería Álvarez Rodríguez.
Kicillof es la figura emergente del naufragio peronista y ocupa el espacio de mayor poder. El kicillofismo nació ayer en Florencio Varela. El gobernador encabezó un plenario de la militancia en el que criticó duramente a Javier Milei, se plantó como otra alternativa del peronismo progresista y aperturista y dejó inaugurado su espacio formalmente. “Se siente, se siente, Axel presidente”, se escuchó en el predio en el que no hubo ni atisbos del camporismo. El kicillofismo viene armándose desde hace meses en las provincias, con envío de recursos incluído, y hay varios interesados en integrarlo en Tucumán. Una docena de dirigentes del NOA viajaron para la oportunidad, entre ellos el ex legislador Jesús Salim y Mauricio Suárez (secretario general de la Fetraes).
En ese contexto se anotan los mitines que mantuvo con sus colegas Ignacio Torres, de Chubut, y Maximiliano Pullaro, de Santa Fe.
Kicillof es un dirigente que, más allá del sello partidario, nada tiene en común con el estilo de Manzur. Mucho menos, con el de Jaldo. El gobernador tucumano no simpatiza demasiado con los modos ni las ideas del bonaerense.
En Tucumán, la situación del peronismo también es de incomodidad, pero por la posición de Jaldo. El conductor local es el principal aliado de LLA en el interior y eso descoloca por momentos a la dirigencia comarcana. Si bien las ramas no manzuristas le reconocen la viveza, dudan por momentos hasta dónde llegará con su afinidad con la Rosada. El justicialismo más tradicional y el más cercano a Manzur buscan cobijo en las cercanías de la Legislatura y del Municipio capitalino.
En los alrededores del despacho la Casa de Gobierno, empero, consignan que Jaldo se siente “más peronista que nunca” porque su postura dialoguista y de mediación ante sus pares justicialistas le permitió recibir beneficios financieros para la provincia y mantener hasta ahora la paz social. Por estas horas preocupa en el oficialismo la situación y la relación con sectores de los gremios estatales. Si bien venían con buen diálogo, las declaraciones de Jaldo contra el paro de la CGT y el concepto de que hay quienes se adhieren “para quedarse a dormir” molestó a varios. Al igual que la Nación, el mandatario viene manteniendo críticas a la modalidad de protesta. Los sindicatos también reclaman por las ofertas derivadas de las rondas paritarias que consideran demasiado magras. Otra inquietud oficial es la votación de la Ley Bases, por los votos de Manzur y de la senadora Sandra Mendoza.
Las posturas de Manzur y Jaldo sobre el texto -y sobre la Nación- son claramente opuestas. La incógnita es qué pasará con el peronismo y qué roles tendrán ambos en lo que viene para el PJ.