El 25 de Mayo de 1810 (Revolución de Mayo), el pueblo se reunió en la Plaza de Mayo para celebrar la “soberanía popular” con la idea de ser libre y gestar la independencia argentina. Hoy, después de 214 años, en lugar de continuar avanzando y respetando la “voluntad popular”, volvimos a presiones, paros, imposiciones, pactos y canjes, dilaciones, ausencias en el Congreso, etc. como un “plan perfectamente sincronizado” para desestabilizar o voltear al gobierno elegido en las urnas (nos guste o no). Y lo peor de todo es que algunos se atreven (interna y externamente), a mezclar política con religión o íconos populares como nuestra Virgen de Luján (Madre del Pueblo Argentino). El nuevo gobierno asumió hace tan sólo cinco meses como para evaluarlo y consentir, o no, sus medidas, cuando han transcurrido décadas de inestabilidad e incertidumbre siendo mansos “corderitos”. Reitero, sin aprobar o rechazar sus leyes se observa que, debido a varios factores o hechos posteriores a su asunción (Fiestas, feriados turísticos, vacaciones, mes de feria, viajes, falta de quórum y/o cambios de votos en el Congreso, ping-pong entre ambas Cámaras, más lo detallado arriba), el Gobierno no logra implementar su plan. Estaba previsto el “Pacto de Mayo” con los gobernadores el 25 de Mayo, pero no se aprobó la Ley Bases ni hubo “acuerdo” de todas las provincias para su asistencia. En 1810, “casualmente”, nuestro país se denominaba “Provincias Unidas del Río de la Plata”. Otra “casualidad”, para la 50ª Peregrinación a Luján (octubre 2024), el lema elegido fue “Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad”. Dios quiera que, además de su mirada, nos proteja y guíe bajo su manto celeste y blanco.
Marcos A. Machado
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