Deseos, mandatos, decisión e intuición son algunos de los factores que influyen en los modelos de crianza. Un estudio reciente, realizado por la consultora de tendencias Trendsity, profundiza en los sentimientos no siempre revelados que comparte la mayoría de las mujeres en esta etapa: los desafíos que presenta la lactancia y la preocupación por el desarrollo del bebé.
La lactancia ocupa el primer lugar en el ranking de cuestionamientos: siete de cada 10 madres con bebés menores de nueve meses afirmaron haberse sentido juzgadas en torno a la alimentación elegida para su bebé y un 86% declara que es uno de los aspectos que más causa sobrecarga y agotamiento. A pesar de esto, cuatro de cada cinco madres declaran que les cuesta hablar de las dificultades o exigencias que implica la lactancia porque siente que en nuestra sociedad no está bien visto hablar del tema.
La psicóloga Marisa Russomando, especialista en maternidad, crianza y familia, explica: “uno de los primeros cuestionamientos en lo singular y en su grupo de referencia es el tema de la alimentación del bebé. Sea por imposibilidad, por indicación médica o por decisión propia, las mujeres se ven confrontadas a un supuesto ideal en el que amamantar es la única respuesta. Y en verdad no lo es. Existen otros recursos como la mamadera, que pueden acompañar la maternidad y que es importante que cada mujer pueda decidir acerca de lo mejor para ella”.
La lactancia exclusiva creció 50% durante la última década en la ArgentinaLa fuente de esa presión, según las mismas madres, muy a menudo son otras mujeres que componen su círculo social más cercano. Esta presión externa se acumula y se traduce en exigencias autoimpuestas: el 73% de las mujeres con bebés menores de nueve meses siente este peso. El 67% declara sentirse a veces con muy poca libertad o limitada en su vida cotidiana. Estas cifras ascienden exponencialmente en los casos en los que los padres, parejas o familiares no se involucran en la alimentación y crianza del bebé.
Las que más presión social sufren son las que eligen la leche de fórmula como fuente principal de alimentación (60%), y las que complementan la leche materna con otras fuentes (50%).
Para seis de cada 10 madres, la leche de fórmula es una buena opción con aval científico, y ven las alternativas de complementar la alimentación como formas de poder disfrutar de manera más plena de la maternidad, descomprimir tensiones o hacer más ligera la agenda y descansar, lo que impacta positivamente en la salud mental.
La investigación demuestra que, en términos de vuelta al trabajo y de la búsqueda de equilibrio entre la vida laboral y el desarrollo integral del bebé, más de la mitad de las mujeres sostiene que ha sentido la doble presión de regresar a trabajar rápidamente después del parto y al mismo tiempo ser una madre “perfecta” enfocada 100% en el bebé y en la lactancia.
Cuestiones de género
Socialmente percibimos que modelos nuevos de “mapaternidad” se van incorporando, con mayor presencia de los padres y una distribución más equitativa de las tareas vinculadas con el cuidado de bebés, especialmente en su primer año de vida.
Sin embargo, las tareas de cuidado en el hogar siguen estando predominantemente a cargo de las mujeres y las conclusiones indican que ella es la más afectada por sentimientos de culpa, falta de libertad o carga mental.
Mientras mujeres y hombres destinan la mayor parte de sus preocupaciones en compatibilizar la relación de pareja con la vida familiar, es interesante cómo se diferencian algunas cuestiones por género. Entre las madres, los sentimientos más destacables son culpa, incomprensión y soledad. Por parte de los padres, se observan mayores menciones relativas a sostener la relación de pareja, compatibilidad con el trabajo y desinformación.
“Las formas de maternar y paternar también se redefinen, desde opciones de ejercer estos roles buscando acompañamiento, más en ‘tribu’, con familiares y personas cercanas, una lógica de red”, dice Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity.
La importancia de sentirse informadas y compartir esa información es propio de las nuevas familias. En ese contexto, las redes sociales se consolidan como espacios de valor a la hora de criar, con sus luces y sombras. Sin embargo, también son fuentes asociadas con la presión y confusión: casi dos de cada tres madres coinciden en que las redes sociales pueden imponer estándares de lactancia demasiado altos. No obstante el 88% de las madres encuestadas coincide es que las redes sociales son útiles para expresarse y compartir vivencias. Al 92% le parece importante que se usen para divulgar información científica.
Tensiones
La angustia es una sensación compartida por el 71% de las madres consultadas, y llega al 76% entre las de entre 18 y 36 años y a un 77% entre las primerizas. El 93% coincide en que los profesionales de la salud deberían brindar más información sobre los desafíos relacionados con la salud mental de las mamás durante los primeros meses del bebé. Cómo combatir el cansancio, compatibilizar con su trabajo y lidiar con las tensiones de sostener la pareja son solo algunas de las tensiones de la maternidad mencionadas en el estudio.
Si bien tanto madres como padres sienten la presión de sus propias exigencias respecto de la crianza del bebé, en las madres, el 73% declaró haberse sentido presionada en algún momento, mientras que en los padres, ese porcentaje desciende al 52%.
El 75% de las madres que no cuentan con la participación del padre en el proceso de alimentación y crianza de sus bebés declara sentirse con poca libertad en su vida cotidiana, y el porcentaje desciende a 63% en hogares en los que hay dos padres presentes. Estas cifras son prueba de que a pesar de contar con una pareja en la crianza, las mujeres continúan sintiendo la presión de ser vistas como la principal cuidadora.