El vínculo entre el sueño y la enfermedad de alzheimer es objeto de una intensa investigación en los últimos años. Todo parece indicar que la salud cognitiva está ligada a un buen descanso y dormir bien puede ser un factor determinante para la prevención de la demencia.
La última pista hasta la fecha procede de un estudio publicado en la revista Neurology, que muestra que las personas entre 30 y 40 años con trastornos del sueño tienen más problemas de memoria -y de otras funciones cognitivas- una década después.
Cuál es el inevitable síndrome que sufren las personas con alzheimer durante la nocheAlzheimer: la calidad del sueño, crucial para la memoria
Está claro que dormir bien aporta múltiples beneficios, entre los cuales cada vez cobra más fuerza la preservación de la memoria. Pero los autores del estudio advierten que, en este caso, lo importante no son las horas de sueño, sino cómo es ese descanso.
"Nuestros hallazgos indican que la calidad -más que la cantidad- del sueño es lo más importante para la salud cognitiva en las personas de mediana edad", explica Yue Leng, de la Universidad de California.
Esta investigadora revela por qué puede ser crucial estudiar el vínculo entre el sueño y la memoria mucho antes de la tercera edad: "Dado que los signos de la enfermedad de Alzheimer comienzan a acumularse en el cerebro varias décadas antes de que comiencen los síntomas, comprender la conexión entre el sueño y la cognición en una etapa más temprana de la vida es fundamental para entender el papel de los problemas del sueño como factor de riesgo de la enfermedad"
No obstante, conviene aclarar una cuestión importante: este estudio no prueba que una mala calidad del sueño provoque deterioro cognitivo; tan solo muestra una asociación. Para poder establecer una relación de causa-efecto se requieren otro tipo de estudios.
En esta investigación participaron más de 520 personas con una edad media de 40 años a las que se les hizo un seguimiento de 11 años. Para medir tanto la duración como la calidad de su sueño, se les colocó un dispositivo en la muñeca durante tres días consecutivos en dos ocasiones con una separación de un año.
Los investigadores analizaron tanto las horas que dormían como la fragmentación del sueño de los participantes, es decir, las interrupciones breves y repetidas durante la noche. Asimismo, les sometieron a una serie de pruebas de memoria y otras funciones cognitivas.
Las personas que experimentaron más interrupciones del sueño tenían más del doble de probabilidades de tener un rendimiento cognitivo deficiente en los años siguientes en comparación con aquellas con el sueño menos fragmentado. Sin embargo, la cantidad de horas de sueño no mostró una relación significativa con la cognición.
Consejos para dormir mejor
Algunas enfermedades dificultan el descanso y requieren tratamiento específico. Al margen de estas situaciones concretas, las pautas generales para una buena higiene del sueño son múltiples:
Mantener horarios regulares, con horas fijas para acostarse y levantarse.
No hacer más de una siesta al día y que no sea prolongada (no superior a 30 minutos).
Hacer ejercicio físico durante el día, pero no justo antes de acostarse.
El dormitorio y la cama deben ser cómodos, con una temperatura adecuada.
Conviene dormir a oscuras y sin ruido.
A algunas personas les ayuda a conciliar el sueño darse una ducha caliente, beber un vaso de leche templada o una infusión caliente justo antes de acostarse.
Utilizar ropa cómoda para dormir.
Es aconsejable cenar de forma moderada y no acostarse justo después de haber comido.
Evitar el consumo de alcohol.
No tomar bebidas estimulantes como el té o el café a partir de media tarde.
Quienes se levantan muchas veces a hacer pis durante la noche es conveniente que disminuyan los líquidos que ingieren antes de acostarse.
Es aconsejable utilizar el dormitorio exclusivamente para dormir y mantener relaciones sexuales, pero no para comer, ver la tele u otras actividades.