El Directorio crea -decreto del 8 de octubre de 1814- la Provincia de Tucumán, con cabecera en San Miguel de Tucumán y las ciudades de Santiago del Estero y Catamarca como subordinadas. Y el 14, nombra “primer Gobernador Intendente” de la nueva jurisdicción a Bernabé Aráoz. Aráoz marcha, pues, en perfecto acuerdo con los planes nacionales. Es decir, por el momento, los intereses de Buenos Aires con el interior (en este caso Tucumán) coexisten de manera pacífica. Hace jurar en Tucumán el Estatuto de 1815. Quiere asegurar la absoluta subordinación del pueblo al poder central, en esa hora difícil. Así lo machacan sus proclamas. Impone empréstitos y contribuciones “sin réplica ni súplica” para alimentar, vestir y equipar a las tropas, en varias ocasiones. Destina esos fondos para mantener los 1.500 soldados de la expedición enviada para reforzar el Ejército del Norte, o para atención de los soldados heridos que van llegando a Tucumán tras el desastre de Sipe Sipe. Cuando se reúne el Congreso en Tucumán, en 1816, el gobernador Aráoz -ya ascendido a coronel mayor- toma todas las medidas para facilitar y organizar la reunión. Tanto dispone el local de las sesiones -para cuyo mobiliario inclusive facilitará, de su propia casa, la mesa y el sillón de la presidencia- como se encarga de todos los detalles que aseguren el alojamiento de los congresales y la normalidad de las deliberaciones. No por eso descuida la costosa atención al Ejército del Norte, que pronto arriba a Tucumán en su totalidad. Y a la Fábrica de Fusiles, que funciona al este de la ciudad. El Congreso declara la Independencia el 9 de julio de 1816, y el 25 la jura el pueblo en el Campo de las Carreras. Allí habla Aráoz, para recordar con entusiasmo y gratitud a los caídos en la crucial batalla librada cuatro años atrás. En 1817, Aráoz logra que San Miguel de Tucumán cuente con buena agua para beber, costeada por su peculio. El Cabildo le promete “eterna gratitud” por haber traído gratuitamente, “desde la distancia de cuatro leguas en que existen manantiales” y venciendo “la informe desigualdad del terreno”, ese líquido que ha hecho su entrada “salutífera y heroica” en la ciudad.

Pedro Pablo Verasaluse  pedropabloverasaluse@gmail.com