En cuanto pone un pie en el Ingenio La Florida, sus ojos se iluminan. Ante la imponencia de la maquinaria, a lo que primero atina es a sacar fotografías. Le gusta tomar postales, dirá luego. Nelly Cáceres recorrió ese lugar cuando tenía ocho años e iba a la Escuela Normal. Ella jamás había vuelto a tener otro contacto con la industria azucarera, hasta ahora. “Soy tucumana; me gusta conocer mi provincia y me emociona su crecimiento”, revela a LA GACETA. Nelly es una de las primeras en participar de la nueva propuesta para estas vacaciones: el Paseo del Azúcar.

Se trata de una iniciativa conjunta entre el Ente Tucumán Turismo (ETT) y la Municipalidad de la Banda del Río Salí, que comenzó ayer. La idea es conocer la actividad agroindustrial más importante de la provincia. No existe ningún auto DeLorean de “Volver al futuro” ni otra máquina del tiempo, pero sí podemos viajar un rato al pasado. ¿Te subís?

El recorrido gratuito sale de la Oficina de Información Turística del ETT. Después de una introducción sobre la provincia y sobre el parque 9 de Julio (destinada a turistas, la mayoría de Buenos Aires y de Córdoba), empieza lo bueno para todos, incluidos locales. Hay que retornar en la mente a fines del siglo XVIII. Las calles que el transporte recorre no existen, y el parque tampoco. La casa de José Eusebio Colombres comienza a poblarse de las primeras plantaciones de caña. Las primeras maquinarias importadas decoran el hogar y las novedosas técnicas impulsan el crecimiento de una industria hasta ese momento casi inexistente.

UNA CLASE. Los turistas aprendieron cómo es todo el circuito de la caña.

De repente, volvemos al presente, pero para adentrarnos en ese pasado. La primera parada del recorrido es allí, dónde comenzó todo: el Museo de la Industria Azucarera (MIA).

Primeras impresiones

Con un poco de frío, pero con gran entusiasmo, los visitantes (también hay tucumanos en el contingente) descienden del vehículo.

Germán Guffanti y Silvina Zuluaga escuchan todo con atención. “Venimos al norte porque acá está la historia viva de la Argentina”, considera ella y él agrega: “y lo más lindo de viajar es cuando alguien te acompaña y te enseña la historia del lugar, la propia”l.

Blanca e imponente, la casa que supo albergar al Obispo Colombres está lista para ser visitada. Al entrar, el ayer vuelve al hoy. Las paredes de adobe están como hace 200 años; y allí se conserva toda la historia de la industria azucarera. Está el primer trapiche azucarero que hubo en Tucumán. “Entender el pasado para comprender el presente”, dirá como introducción el guía. Es que el relato del azúcar es uno de subibajas de emociones; hubo momentos de éxito y otros de oscuridad, como el masivo cierre de los ingenios durante la dictadura de Juan Carlos Onganía. Todo ello hace al presente de la producción, que luego visitaremos.

NOVEDAD. Con esta propuesta, se puede recorrer el ingenio La Florida.

Luego de una visita guiada, los turistas conocen de lleno la evolución de la industria y los detalles más interesantes: maquetas, herramientas, maquinarias, documentos y hasta la historia del afamado y temido Perro Familiar.

El hoy

Hay que recorrer unos 20 minutos más para dirigirnos al segundo punto del tour: el Ingenio La Florida. Aquí es donde todos se admirarán: el espacio data de 1894, fue fundado por Pedro G. Méndez y, como su nombre lo indica, fue el responsable del nacimiento de la localidad de La Florida.

El paseo permite entrar, por primera vez, en el circuito productivo. Podés ver la caña desde que ingresa hasta que termina como azúcar, como alcohol o como energía. “Molemos 15.000 toneladas de caña por día; y producimos 20.000 bolsas de 50 kilos de azúcar, además del alcohol hidratado y deshidratado”, advierte Federico Nelegatti, responsable de Higiene y Seguridad del ingenio. A medida que se recorren las salas, se puede hasta identificar los olores: el dulce del azúcar, el penetrante del alcohol y algunos aromas no tan agradables, producto de la descomposición de la caña.

Conclusiones

El ingenio funcionando es una postal, pero hay otra también cierta: la de los que cerraron. Y esa historia hay que contarla. Por eso, hay que volver a tiempos no tan felices. En 1966 se ordenó que dejasen de existir 11 de los 27 ingenios azucareros que funcionaban en la provincia. Con ello, la miseria llegó a miles de familias, que debieron dejar sus raíces y migrar en búsqueda de trabajo. Y aunque hubo marchas, ollas populares, paros y cortes de ruta, en algunos casos fue imposible poner un freno a la orden del gobierno.

FINAL. La visita culmina con una caminata por el ex ingenio Lastenia.

Y todo ese pasado se respira al ingresar al Ingenio Lastenia. Es la última parada del viaje y las más emotiva. Fundado en 1834, funcionó por más de 100 años y, con el decreto de la dictadura, se lo desmanteló. Parte de las ruinas fueron restauradas y ahora funciona ahí el Ingenio de las Artes, una propuesta cultural impulsada por su propietaria, la escribana Beatriz Tula.

En el recorrido, la parte “no tan feliz” de la historia vuelve a latir. Pasamos del éxito y la vida a la desolación del desmantelamiento. “Nosotros conocemos un poco de esta historia; sabemos que existen los ingenios, pero yo nunca había entrado”, comenta Florencia Arévalo y Daiana Álvarez completa: “somos pedagogas, y buscamos alternativas para enseñarle a nuestros alumnos. Para enseñar hay que conocer; y esto es la historia viva. Es increíble el movimiento que produce la industria, y es doloroso ver lo que habrá producido el cierre de los ingenios... tanta gente que se quedó sin trabajo”.

Dónde y cuando

El Paseo del Azúcar tendrá salidas el 16, el 19 y el 23 de este mes. Se realiza de 9 a 14 y los interesados pueden inscribirse en la Oficina de Información turística del ETT, en 24 de septiembre 484.

La actividad es gratuita, pero está sujeta a cupos disponibles.