Reformar el Régimen Penal Juvenil para bajar la edad de imputabilidad a 13 o a 14 años como se discute en esta Argentina versión 2024 autócrata y libertina, es una de las medidas más reaccionarias y conservadoras que una sociedad del Siglo XXI podría tomar, cargada de hipocresía y de cinismo. De poco y nada sirve tener educación pública y gratuita; servicios públicos de salud y -entre otros- contar con programas nacionales y provinciales para atender la emergencia alimentaria, si millones de familias no pueden garantizarse trabajos registrados y bien remunerados; una vivienda digna y acogedora; una buena nutrición, constante en el tiempo y decidida en casa, no en un comedor comunitario (con todo el respeto y el reconocimiento que tengo por estos). En definitiva, un Estado de bienestar que no nace espontáneamente ante el abanico de la supuesta “igualdad de oportunidades” existente (educación y salud pública, por ejemplo), sino de la “igualdad de condiciones”, que deben darse para que las anteriores puedan hacerse realidad.
Javier E. Guardia Bosñak
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