Los dirigentes que llevan tiempo en la actividad política dicen que hay tiempos para ir a la ofensiva, para la confrontación, y otros, para replegarse y dedicarse al orden de la casa y de la tropa. Osvaldo Jaldo protagonizó estos dos estadios en los últimos 20 días. El gobernador pasó de anunciar sorpresivamente que impulsará una reforma de la Constitución, con algunas ideas que pusieron los pelos de punta a la dirigencia, a mostrarse dedicado a la gestión y a mantener múltiples reuniones de trabajo con referentes de su espacio.

Jaldo viene sosteniendo ante sus allegados que la primera etapa de su gobierno concluyó. Que en estos 10 meses que lleva de mandato, en el Ejecutivo se abocaron a ordenar los desbarajustes que le dejó su antecesor, sobre todo en materia de dinero, y a trazar una relación con la Nación. Recién a partir de ahora, dice, podrán ocuparse de otros asuntos. En los días que lleva nuevamente con agenda oficial, el tranqueño estuvo de aquí para allá, con la política y la gestión. El nuevo trazo de esta segunda etapa quedó graficado en tres fotografías.

1-La foto de la unidad

Había mucha expectativa en el ambiente dirigencial sobre el retorno de Jaldo. Sucede que entre que dijo que hará una reforma hasta su vuelta al ruedo se produjeron dos hechos políticos.

El más importante para la Casa de Gobierno: un grupo de cinco legisladores del PJ, con la anuencia del vicegobernador Miguel Acevedo, presentó un proyecto de ley para declarar la necesidad de la modificación de la Carta Magna. En este diario, el presidente de la Cámara planteó su postura y se diferenció de Jaldo en distintos aspectos que tienen que ver específicamente con el sistema electoral. Además, en ejercicio del Ejecutivo, convocó a la Mesa de Diálogo a la Cámara.

VIDEO. Jaldo y Acevedo bajan la espuma por la reforma

Esta seguidilla no cayó bien ni en el entorno cercano del mandatario ni en parte del bloque legislativo mayoritario. De hecho, en la fotografía de la visita del Arzobispo Carlos Sánchez llamó la atención que, más allá de un par de parlamentarios integrantes, no se vio a las autoridades del bloque oficialista. También se habría suspendido una reunión de labor parlamentaria que estaba prevista, dicen algunos peronistas, para no levantar más polvareda. Resulta que en el jaldismo consideran que si bien Acevedo avaló la presentación del proyecto, creen que no tuvo “mala intención”. Apuntan más a algunos legisladores y dirigentes que, dicen, le “llenan la cabeza” contra el gobernador.

El otro episodio, que tuvo menor injerencia, está relacionado con la oposición. Sí, porque el justicialismo se regodeó con el quiebre del radicalismo tucumano y aprovechó ese entuerto. Desde que puso un pie en el poder, Jaldo descolocó a la disidencia local: sumó opositores en distintos ministerios, entabló una relación sin necesidad de intermediarios con la Rosada y dejó sin discurso a muchos al tomar como propia parte de la agenda opositora.

La actitud que tendría Jaldo a su retorno era una incógnita y había quienes temían seriamente una reacción política porque saben que el gobernador tiene temperamento y que expresa sus sensaciones con firmeza. Jaldo, sin embargo, sorprendió. No sólo se mostró conciliador, sino que en las primeras horas en su despacho, recibió a Acevedo. En la reunión sólo estuvieron tres sillas ocupadas. El tercero que se sumó y que fue de la partida fue el presidente subrogante de la Cámara, Sergio Mansilla. El ruido de una posible interna derivó -por ahora- en calma. Habrían puesto sus ideas en claro y acordado trabajar en conjunto de aquí en más y resolver las eventuales diferencias puertas adentro. El mensaje comenzó, casi de inmediato, a trasladarse hacia otros representantes institucionales. Jaldo sumó a Acevedo a prácticamente toda su agenda y adelantan que así seguirá. Por la noche, ambos compartieron un acto de inauguración en El Cadillal y luego encabezaron una cena con los intendentes del interior organizada por el ministro del Interior, Darío Monteros.

Algunos asistentes al encuentro confirmaron que hablaron de las dudas sobre los puntos de la reforma y que les bajaron una línea de unidad, pero también de necesidad de mayor participación. Los asuntos que los desvelan: el futuro del sistema de acoples y de las reelecciones. Los intendentes se habrían comprometido a encolumnarse tras el mandatario.

Los próximos en ser convocados esta semana que comienza con el mismo objetivo serán los legisladores del PJ.

En las cercanías del mandatario interpretaron que abrir grietas en el peronismo tan temprano era un error y que por ello era necesario poner paños fríos y mostrarse abroquelados. Saben que es ley que si entre las cabezas están en concordia, eso tiende a derramarse hacia los que están más abajo.

¿Y qué tiene que ver en todo esto el desgaje radical? Habría servido al líder justicialista para reflexionar y contrastar. Es lo que no quiere que pase en el peronismo mientras él conduzca. Y mucho menos, si ni siquiera es un año electoral. En el entorno del mandatario bromearon al respecto. “El lío de la UCR lo terminó salvando a Acevedo”, lanzó una autoridad encumbrada.

2-Las fotos de la gestión

En el salón Blanco presentó un programa de salud; sobrevoló los incendios en Tafí del Valle; inauguró nueva iluminación en El Cadillal y visitó otros focos en Alta Montaña. Todas esas imágenes del jefe del Ejecutivo son de entre el viernes y ayer. Jaldo tenía la intención de volver con todo y, sobre todo, enfocado en la gestión.

Lo que viene en el plan de gestión es dar más preponderancia a las obras públicas. Se están poniendo en marcha trabajos en distintos puntos, principalmente, con fondos provinciales. Si bien algo de dinero nacional está comprometido y comienza a llegar, el flujo no se equipara con el de otros tiempos. En las metas de Jaldo está terminar la cárcel de Benjamín Paz en diciembre y poder dar respuestas a municipios y comunas. Está en marcha el Plan Independencia, que prevé que en los próximos meses puedan desplegarse obras en todas las comunas.

Jaldo busca blindar su gestión con mucha presencia y sin grietas políticas. El panorama nacional se ve cada vez más complicado, sobre todo, en lo económico y social.

3-La imagen del Gabinete

El runrún sobre posibles cambios en los ministerios reaparece cada tanto. Empujados muchas veces por figuras que están interesadas en ocupar esos lugares y en otras, por algunas críticas que se escuchan en los despachos de la gobernación o por episodios de crisis en algún sector. Esta vez, sin embargo, la versión es cierta y fue confirmada por altas fuentes del Ejecutivo. Afirman que Jaldo está analizando para esta nueva etapa de su Gobierno no sólo ajustar las clavijas en determinadas áreas sino también cambios de nombres en otras ¿Los motivos? No estaría conforme con el ritmo de trabajo de algunos ministros. Consideraría que no se adaptaron al nivel de actividad que les requirió al asumir ni a la rapidez de respuestas ante determinadas contingencias. Según las mismas fuentes, podría haber al menos dos cuya situación no tendría retorno. Hay otro conjunto con el que no estaría 100% conforme, pero que podría continuar si se muestran más proactivos o comunicativos en relación a sus tareas. No hay una fecha aún para los cambios previstos.

¿Hay inamovibles? Jaldo mantiene los nombres observados en estrictísima reserva. Algunas fuentes cercanas, sin embargo, pueden dar pistas por cómo viene la actividad en los despachos. Se pudo confirmar que entre los exceptuados está con seguridad Monteros, porque es su hombre de máxima confianza para la política y la gestión. Viene oficiando, además, como una especie de jefe de Gabinete, con injerencia directa en distintas oficinas. Jaldo también estaría más que conforme con el manejo del área de Economía, que encabeza Daniel Abad. El mandatario tampoco prescindiría de una especialista y constitucionalista reconocida como la fiscal de Estado, Gilda Pedicone de Valls. Otro funcionario con pulgar para arriba y buena evaluación es el ministro de Seguridad, Eugenio Aguero Gamboa.

La segunda etapa de Jaldo promete tener novedades. Se espera que se trabaje en la unidad del justicialismo para evitar sobresaltos políticos; que se refuerce la gestión y que de ello derive en los cambios en el gabinete.