“Venía acumulando bronca desde hace mucho tiempo; estos goles fueron un desahogo porque no podía jugar y le estaba fallando al club que confió en mí. Por eso grité los goles así; estoy muy contento que hayan servido para darle tres puntos a Atlético Tucumán”, dijo Gianluca Ferrari.
Más allá de la rudeza que muestra en la zaga y la voracidad con la que gritó los goles, Ferrari se caracteriza por ser un jugador de perfil bajo, que le escapa a los flashes. Sin embargo, puertas adentro es una voz de mando en el vestuario del “decano”. Eso sí, venía tratando de superar esa pesadilla llamada 2024.
Por eso Ferrari habrá soñado mil veces tener una noche así vistiendo la camiseta de Atlético. Es que desde aquella fatídica noche contra River el día de los enamorados y tras chocar con Agustín Ruberto, se fracturó la clavícula y comenzó a vivir un martirio semana a semana.
Primero la fractura y después algunas lesiones musculares; lo cierto es que frente a Independiente Rivadavia el central jugó su sexto partido en el año.
Para colmo, cuando las lesiones dejaron de torturarlo, llegó el mercado de pases. Matías de los Santos se mostró firme en los amistosos y Facundo Sava se terminó inclinando por él para que sea compañero de zaga de Nicolás Romero.
Paciente, el ex Godoy Cruz esperó su momento y está vez fue la gran figura de la noche. Con dos cabezazos formidables venció a Ezequiel Centurión y le dio la victoria al “decano” por 2-1.
“Fueron dos pelotas paradas y no mucho más. Nos faltó mostrar firmeza en esas acciones que no marcamos bien”, expresó Martín Cicotello en conferencia de prensa. Y esas dos pelotas paradas tuvieron un común denominador: Ferrari que le ganó en la carrera y en el salto a Bruno Bianchi para hacer delirar al Monumental.
“De los Santos tenía amarilla y nosotros necesitábamos correr riesgos. Íbamos a quedar mano a mano muchas veces, ‘Gian’ siempre está entrenando muy bien y confiamos en él como en el resto de suplentes que por suerte en los últimos partidos entran y son decisivos para el equipo”, valoró Sava la actuación del central que hizo dos goles por primera vez en su carrera. “La última vez que hice dos goles creo que fue en cancha de fútbol 7, así que imagínate hace cuanto fue”, dijo entre risas.
Así como se le escapó dos veces en la cancha a Bianchi, Ferrari intentó escapar a las cámaras y a los periodistas en la zona mixta aprovechando que todos los micrófonos apuntaban a Joaquín Pereyra. Se escapó, pero llegando al estacionamiento no pudo liberarse de los hinchas que le pidieron fotos y autógrafos. Así tuvo también que responder varias preguntas
“Estoy contento, muy contento”, repitió una y otra vez el central que le dedicó el triunfo a los hinchas. “Que festejen, que lo disfruten por que se lo merecen. Llenan la cancha todos los partidos y son incondicionales. Esta victoria es para ellos que siempre estuvieron hasta cuando las cosas no nos salían”, remarcó.
La curiosidad de la noche fue que Ferrari le ganó dos veces a Bianchi, ex central de Atlético y propietario de la casa que Gianluca alquila en Tucumán. “Queda todo en la cancha. Es un buen defensor, muy duro y espero que no haya aumento de alquiler ni nada por el estilo”, dijo antes de largar una carcajada.
Con ese semblante, como todos los “decanos” se fue Gianluca del estadio luego de una noche inolvidable. Ahora sí, después de tantas pesadillas, pudo conciliar el sueño con una alegría inmensa.