Hace varios años que Tucumán tiene presencia en los Juegos Olímpicos. En Tokio 2020, Victoria Sauze se había convertido en la primera deportista de la provincia en lograr una medalla; pero hubo antes representantes con buenos resultados. Entre ellos, el ex judoca Emmanuel Lucenti que, con cuatro participaciones, es el tucumano que más veces participó de los Juegos.

Ya alejado del alto rendimiento, y mirando su carrera a la distancia, Lucenti analizó sus experiencias en diálogo con LA GACETA.

“Me retiré después de Tokio”, es lo primero que confirma Lucenti. La aclaración se da porque tras su cuarta participación olímpica, el judoca no volvió a tener participaciones en torneos aunque, hasta ahora, nunca anunció su alejamiento del deporte. “No lo tenía decidido. Pensé muchas veces en volver, pero la edad me tiró un poco abajo (cumple 40 este año). Además, era difícil para mí porque ya tenía un hijo. Ahora con mi hija, empezó a gustarme más la vida de retirado”, reconoció. “Tuve momentos en los que extrañaba la competencia, pero no fueron tan agudos como me hubiese imaginado”, agregó.

Y claro, con tantos años de carrera en el alto rendimiento (más de 15) y cuatro Juegos Olímpicos encima, alejarse del deporte no es sencillo. Aún cuando, en el caso de Lucenti, según contó, debió lidiar con dolores de espalda durante dos décadas, además de una compresión en la cervical que sufrió unos meses antes de su última participación en los Juegos.

La primera experiencia olímpica de Lucenti fue en Beijing 2008. Pese a lo efímera (perdió en primera ronda), asegura que es la que más recuerda. “Es muy difícil de igualar. Es la más emocionante por todo lo que uno anheló, durante toda una vida, llegar a un Juego Olímpico, algo que es muy difícil. De repente veía en la Villa Olímpica a gente que antes miraba por la televisión. Te sentís parte de una elite y decís ‘qué loco, que lindo vivir esto’”, subrayó.

En Londres 2012, en su segunda participación, se dio su mejor actuación. Tras ganar sus primeros dos combates, llegó a cuartos de final en donde perdió ante quien terminaría siendo el campeón. Aunque no pudo tampoco en el repechaje y quedó a dos victorias de una medalla, se llevó un diploma olímpico gracias a su séptimo puesto.

“Lo que más recuerdo es cuando le gané al francés, porque ya pasaba a cuartos de final y era diploma olímpico. Me decían que parecía un partido en Tucumán parecía que estaba jugando la Selección; todos viendo la pelea... No me imagino lo que hubiese sido hoy”, explicó el judoca que, en Río 2016 quedó afuera en cuartos de final y en Tokio 2020 en el primer combate.

Los Juegos Olímpicos no sólo implican experiencias deportivas; también son una fuente inagotable de anécdotas que exceden los resultados. “Estuve con Nadal y lo vi jugando a la Play”, recordó advirtiendo que tiene mil anécdotas pero que no las cuenta por vergüenza.

LA GACETA / Foto de Diego Aráoz

Lucenti asegura que para llegar a semejante evento hay que tener algo diferencial. “Los Juegos Olímpicos no son para cualquiera. Tenés que ser especial, estar en una elite. Sos diferente por el cuidado, la disciplina, el respeto, el sacrificio, la tenacidad... Hay muchos judocas buenos y estamos los olímpicos. Hoy, cuando veo desde afuera, digo ‘qué loco, lo que pude hacer’”, apuntó. “Lo que me llevó a competir en cuatro Juegos fue la tenacidad y la fortaleza mental que tuve. Jugar bien al fútbol o hacer bien judo puede hacerlo cualquiera; pero mantenerse durante tanto tiempo, soportando la presión tanto tiempo, no. La clasificación para los Juegos es muy cansadora; tenés que estar muy fuerte de la cabeza. Para ir a los Juegos, tenés que ser un deportista con todas las letras y mantener la humildad cuando ganás y cuando perdés”, detalló quien también supo ser medallista panamericano en varias oportunidades.

Con el retiro de Lucenti, el judo en Tucumán perdió al último de varios referentes locales en la disciplina. Tanto él como su hermano Rodrigo (en Atenas 2004) fueron olímpicos; igual que Eduardo Costa (en tres oportunidades) y Jorge Aguirre.

Hoy, el panorama no avizora un sucesor. “Al judo en Tucumán lo veo un poquito complicado, no hay gente del nivel que hemos tenido. Hay muchos jóvenes que tienen ganas, que llevan esa estirpe tucumana de competidor, pero para un Juego Olímpico, para una final panamericana, o para sacar una medalla en Europa falta mucho”, se lamentó. “Marca que no ha habido una continuidad”, agregó anticipando que, según su mirada, pasará mucho tiempo hasta que aparezca en la provincia un judoca que pueda competir al más alto nivel.

Y en esa tarea, el propio Lucenti quiere dar una mano. Por eso, hace un año y medio abrió su propia academia, la cual, asegura, está teniendo un gran éxito. “Tenemos muchísima gente; más de 70 personas, y hay una lista de espera. Uno de mis objetivos es ayudar a que el judo vaya levantando en Tucumán. Tengo muchas ganas y me entretiene mucho ser formador”, remarcó.

Incluso, Lucenti confesó que rechazó ofertas del exterior para quedarse en la provincia. “Tuve ofertas hasta de Europa, pero no me mueve el dinero sino la parte personal. Eran súper tentadoras, pero decidí quedarme acá y seguir trabajando. Hay gente a la que formé de cero; no hay mayor placer que seguir sosteniendo eso en el tiempo y que ellos puedan haber encontrado en el judo un refugio emocional y físico”, remató.

¿Podría dar una mano al judo argentino como entrenador nacional? No es una meta que persiga Lucenti, al menos por ahora. “Uno siempre puede tener la oportunidad, pero hoy por hoy estoy bien acá. Tengo a mi familia, amo Tucumán y estoy muy contento”, sentenció un histórico del deporte tucumano que, tras su retiro, quiere enseñar lo aprendido y contribuir a que la disciplina que tanto ama pueda seguir creciendo.