En Tucumán, casi como un reflejo de lo que sucede en Argentina, la mayoría de los deportes tiene práctica amateur; en algunas disciplinas en condiciones más complicadas que otras. El tenis de mesa puede agruparse en la categoría de deportes con menos presencia en la provincia durante el último tiempo: apenas cuenta con un puñado de socios y prácticamente no tiene ingresos económicos. Y ahora sufrió un duro revés: la Asociación Tucumana fue desalojada de su espacio en el Complejo Avellaneda y se quedó sin lugar para llevar adelante la práctica.

“Nos dijeron que tenemos que desalojar, porque el espacio que ocupamos se iba a alquilar para otro tipo de deporte que sea más redituable para la nueva administración del Complejo”, explicó, en diálogo con LA GACETA, Hugo Tula, presidente de la Asociación Tucumana de Tenis de Mesa (ATTM).

La Asociación funcionaba allí desde hace 20 años después de un período de tiempo similar de nomadismo. Actualmente 26 mesas estaban instaladas en el complejo, en donde se entrenaban los competidores de las diferentes categorías (desde los más veteranos hasta los niños integrantes del “semillero” o jóvenes talentos). “El staff de jugadores es importante. Hay un staff fijo de 20 jugadores mayores de edad, 10 de edad intermedia, que son de alto rendimiento y no tienen donde practicar”, se lamentó Tula.

Pero además, en busca de impulsar la práctica de la disciplina, la Asociación tenía varios proyectos en marcha. Entre ellos, uno en conjunto con la Secretaría de Deportes para que el tenis de mesa se practique en las escuelas.

“Queríamos hacer que los chicos vengan a la institución a practicar, como hacen algunas escuelas que llevan a los chicos a un club durante la hora de educación física”, señaló Tula. “Les ofrecíamos capacitar a los profesores de educación física, algo que iba a dar puntaje dentro del sistema educativo”, agregó Sergio Napadensky, secretario de la Asociación.

LA GACETA / Foto de José Nuno

Por otra parte Adrián Castillo, tesorero de la entidad, contó que desde la Asociación le habían ofrecido al gobierno provincial sus instalaciones como un espacio para luchar contra la ludopatía.

Todos esos proyectos, así como el selectivo para los Juegos Nacionales Evita que debía realizarse en los próximos días, quedaron frenados. Aun cuando existe en Tucumán una ley, sancionada en 2022, que promueve el tenis de mesa.

“Esto hace que Tucumán se quede sin tenis de mesa. Ya empezamos a hacer los trámites de ir a los clubes a averiguar, a consultar, y a tratar de conseguir un lugar en el que podamos poner una o dos mesitas. Puede haber lugares, pero ¿quién va a ir a jugar en una mesa? Hemos perdido el espacio físico y lamentablemente no hay más. Lo del Complejo Avellaneda fue todo un logro; empezamos con tres mesas y ahora teníamos 26. Con el trabajo cotidiano de la Asociación se fueron haciendo las gestiones para poder conseguir todas esas cosas, pero ahora volvemos a foja cero”, detalló Tula.

¿La solución ideal? Construir un espacio destinado exclusivamente al tenis de mesa. Algo que, por ahora, no aparece en los planes del gobierno provincial y que sí sucedió en otras provincias de la zona.

“Sería ideal que el Estado, en un tiempo determinado, construya un lugar en el que se pueda practicar tenis de mesa; eso sería lo ideal. Salta ya lo tiene. El Gobierno donó un terreno fiscal, puso un galpón y está destinado sólo al tenis de mesa”, contó Tula, que también aclaró que la Asociación Tucumana de Tenis de Mesa es una entidad “sin fines de lucro”. “Ingresos económicos no tiene; entonces es complicado”, remarcó.

Lejos parecen quedar los años en los que Tucumán formó grandes jugadores de tenis de mesa, como Santiago Tolosa, campeón nacional y con experiencia en Europa; o alojó torneos importantes como el Grand Prix que se realizó por última vez en 2017 y en que participaron destacados tenismesistas argentinos (algunos de ellos medallistas panamericanos y representantes olímpicos). Hoy, imaginar algo así es una utopía. Pero lo que pide la ATTM es algo mucho menor: simplemente, un lugar para poder llevar adelante la práctica; algo que, desde ayer ya no tiene.