Para un deportista, alejarse de su disciplina es muy difícil. La mayoría nunca deja de jugar; puede retirarse profesionalmente, pero siempre sigue cerca, al menos de manera recreativa. Además, muchos después de dar un paso al costado deciden retomar la actividad. Y ese es el caso de Lucas Escobedo, rugbista tucumano que dos años después de retirarse decidió volver a jugar al rugby en España.

Después de una vida jugando en Natación y Gimnasia, club con el que salió campeón del Regional del NOA en 2017 y del Anual tucumano en 2019, Escobedo decidió dejar el rugby en 2022, cuando tenía 37 años, tras 18 años en Primera. Y por cuestiones personales se trasladó con su esposa a España, más específicamente a Madrid.

“No vine a jugar. Me vine por motivos personales, laborales de mi mujer. Vine a desarrollarme”, le cuenta Escobedo a LA GACETA desde Palma de Mallorca, en donde vive actualmente. Sin embargo, el amor por el rugby y la nostalgia pudieron más; por lo que decidió volver al deporte.

“Creí que no iba a jugar más, pero me picó de vuelta el ‘bicho’, y me puse los cortos el año pasado. Gabriel Ascárate, que es amigo mío del club, me hizo los contactos con Willy Mateu, un tucumano que está hace bastante tiempo acá. Ahí  me sumé a Alcalá, el club en el que estaba él, y en el que jugué hasta mayo de este año”, relata.

Después de un tiempo en Madrid, cuenta que decidió mudarse junto a su mujer y a su pequeña hija; y su nuevo destino, que es también su actual hogar, fue Palma de Mallorca. “La idea era cambiar de aire, salir de Madrid. Nos vinimos también por mi esposa, que tiene universidad aquí”, explica. Y el cambio de ciudad también implicó, claro, cambio de equipo. “Esta temporada voy a jugar en El Toro Rugby Club, en donde Pablo Mateu, primo de Willy, es el presidente”, sostiene Escobedo, que asegura estar muy agradecido con la familia Mateu. "Se portaron bárbaro conmigo", remarcó.

Aunque asegura que se siente bien, el wing tucumano que ahora también juega en ocasiones de fullback, anticipa que esta probablemente sea su última temporada. “La verdad me siento muy bien de la cabeza. Tengo mucha energía, pero ya estoy tirándome para ser una especie de asistente. Estoy viejo”, dice entre risas.

Tanto Alcalá, que fue su primer club, como El Toro colores que representará esta temporada, son equipos que disputan la División de Honor B, la segunda categoría del rugby español. “Tenés tres o cuatro equipos que son fuertes; los otros tienen otro tipo de rugby, diferente a los que tienen un poco más de presupuesto. El rugby de la categoría está en desarrollo aún. Me encontré con equipos fuertes físicamente y algunos que son buenos tácticamente, pero no todos son así”, asegura, contando también que en esa categoría el rugby es semiprofesional. “No vivís con lo que te pagan, pero algo te sirve”, consigna.

Diferente es lo que sucede en la División de Honor, que es la elite del rugby español , en donde, según sus palabras, se puede vivir tranquilamente con el sueldo. “Ese es un rugby profesional. Ahí si la parte física tiene mucho que ver, están muy bien preparados. Cada equipo tiene su manera de jugar y cada vez tienen más jugadores de afuera”, puntualiza.

En general, según la mirada de Escobedo, el rugby español irá en ascenso en los próximos años. “Está creciendo de a poco y todos los años va a ir creciendo un poco más. De hecho, el seleccionado español ya se está enfrentando con potencias. Creo que la impronta que le están poniendo los argentinos que están dentro del seleccionado tiene mucho que ver”, analiza.

Aunque Escobedo reconoce que Palma de Mallorca es un lugar magnífico en el que se puede emprender y vivir tranquilo, admite que la adaptación, tanto a la ciudad como a España en general, no es sencilla; aunque sí un poco más fácil con respecto a su anterior incursión en Europa. “En 2013 jugué en Portugal. Estuve sólo y me costó mucho. Se extrañaba muchísimo más. Hoy en día estoy con mi familia y obviamente es diferente el contexto; pero es un poco más llevadero”, apunta.

Pero que sea más sencillo no quiere decir que sea fácil. “Mi esposa es muy familiera; yo también. Y siempre pasás por esa etapa de crisis, pero creo que te vas haciendo más fuerte. No estamos adaptados, pero vamos pasando las tormentas. Vamos día a día aprendiendo cosas nuevas. La vida es esto, salir de la zona de confort y empezar a explorar a abrir nuevas etapas”, reflexiona.

Por supuesto, no toda su vida se basará en el rugby. “La idea es emprender en algo relacionado a lo que desarrollaba en Argentina, que era una distribuidora de higiene y servicios de pulidos”, revela. Y mientras trata de apuntalar ese lado más empresarial, el ex Natación y Gimnasia, que también fue campeón del Seven de la República con los “Naranjas” en 2017, continúa con su adaptación y disfruta de lo que probablemente sea su última temporada como jugador de rugby, ese deporte que lo acompañó toda su vida.