Los sucesos de estos días dan lugar a una reflexión. Los jubilados nunca estuvieron en el centro de interés de los sucesivos gobiernos. Mucho menos de este gobierno, con su dinámica de mercado y su filosofía deshumanizante. Vendría a ser la apoteosis del desdén hacia los más débiles, sin desconocer que todos los anteriores contribuyeron a esta tremenda canallada social. Pero siempre hubo santos y demonios en la historia patria. Hablando de santos, me reconforta transcribir el fragmento de una carta del curita Brochero, en un nuevo aniversario de su beatificación este 14 de septiembre. En esta carta , le toca defender a dos maestras que se enferman y no pueden seguir trabajando , mientras el gobierno le niega la jubilación: “Díganme buenos senadores, ¿en qué puede peligrar la renta del gobierno?...¿En qué peligra si se ponen de acuerdo en cincuenta pesos mensuales, para quienes en 26 años de trabajo han dado a la provincia un caudal intelectual que no puede apreciarse en oro?¿Qué derroche puede haber en hacer justicia? En todo caso economicen ustedes en puestos inútiles, en viajes de recreo, en obras innecesarias, en sus pensiones lujosas”. Que el querido santo cura Brochero  siga desgranado rosarios por nuestra patria, porque los senadores y diputados aún no aprendieron la lección. Se acreciente su figura santa y su ejemplo de patriota, porque fue el mejor hombre que una patria pueda tener.

Graciela Jatib                                             

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