“Se respira humo”. La frase la pronunció un bombero forestal, pero podría decirla cualquier conductor que maneja por las rutas tucumanas, o que camina por alguna calle del “Jardín de la República”. Es que en medio de los verdes paisajes que nos rodean, muchas veces se elevan llamas de un naranja fuerte y una bruma que irrita ojos y nariz.

Los incendios forestales son una preocupación seria para las autoridades, que con posteos en redes o gigantografías en diferentes puntos de la capital, intentan que la población tome conciencia. ¿Por qué? “Porque el 90% de estos son de origen antrópico; es decir, producidos por el hombre”, remarcó Edgardo Aparicio, uno de los tres bomberos que dialogó con LA GACETA, sobre la implicancia de su trabajo en un contexto lleno de banderas rojas.

Meses críticos

“Nos preparamos todo el año para esto, por lo que cuando empieza el trabajo también empieza a correr la adrenalina”, afirmó Jesús Alanis, jefe de cuadrilla de la Brigada Forestal de la provincia, que está bajo la órbita de Defensa Civil.

“No sentimos miedo al enfrentar las llamas porque sabemos que tenemos una responsabilidad”, contó sobre el sentimiento que los llena cuando encaran sus tareas pero también explicó que detrás hay mucha preparación.

“Aunque la época más crítica sucede entre mayo y noviembre en la provincia, nosotros nos entrenamos física y teóricamente todo el año”, aseveró Jesús que pertenece a esta fuerza hace 10 años, y hoy forma parte de un equipo de 14 personas.

Para graficar sus palabras, solo hay que volver el tiempo a julio de este año cuando un incendio en Tafí del Valle quemó más de 200 hectáreas y por la altura, el esfuerzo físico de los brigadistas fue enorme.

El hecho ocurrió en el Cerro Muñoz con una temperatura bajo cero y a una altura de 3.600 metros sobre el nivel del mar, por lo que acceder a los frentes de incendio demandó cerca de dos horas de caminata, una vez que los brigadistas dejaron sus vehículos.

“Uno cuando entra en este trabajo se apasiona pero debe tener en cuenta varios factores, como la parte meteorológica porque el mismo viento puede cambiar la situación y hay que prestar atención por la seguridad de los compañeros”, relató Alanis.

En este ítem hay que mencionar un tema clave. Aunque los meses mencionados efectivamente son los de más trabajo para la brigada, la sequía puede alargar el período.

Por ejemplo, al respecto el observador del Servicio Meteorológico Nacional, Jorge Noriega avizoró: “después del 15 de octubre se van a dar las primeras precipitaciones (lluvias y lloviznas) que podrían dejar acumulados de 10 milímetros aproximadamente, pero la tormenta importante que se espera en Tucumán podría darse recién entre el 10 y 15 de noviembre”.

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“Los incendios forestales que se dieron en Sudamérica terminaron contaminando aún más el aire, provocados por las altas temperaturas y un fenómeno que está en estudio científico que es el efecto del viento en este cambio climático”, afirmó.

El equipo

Aparicio, volvió a tomar la voz para contar que no importa lo seguro que sea el equipo que usan en el momento de ingresar al fuego, el humo se adhiere a sus narices y hay otros peligros cuando realizan su trabajo.

“Se respira humo la mayoría del tiempo ya que a pesar de que uno puede tener todas las protecciones necesarias, es prácticamente imposible filtrarlo al 100%”, aseveró.

“Nosotros contamos con equipos que son livianos. Es ropa ignífuga y tienen sus tratamientos también con material refractario para verse de noche”, detalló y en ese sentido agregó: “tenemos botas de cuero, que sirven para evitar picaduras de algunos víboras u otras alimañas”.

ILEGAL. La quema de pastizales es otra de las acciones que complican año a año a la provincia. Está prohibida.

“Usamos casco, guantes de seguridad, antiparras, o filtros. Incluso por ahí solemos tener máscaras de oxígeno en caso de alguna situación muy extrema” puntualizó.

Este último punto trajo a la mente de Edgardo los últimos incendios en los cerros tucumanos en los que tuvo que prestar tareas. “Las condiciones meteorológicas no nos ayudaban, había mucho polvo en el aire, sumado al humo, por lo que varios tuvimos que ser asistidos con oxígeno al regresar”, rememoró.

Causas

En Tucumán sólo este año hubo más de 2.000 focos de incendio. Y que el promedio en agosto fue de más de 79 por día. Los datos se desprenden de Fire Information for Resource Management System, y las causas según los brigadistas son diversas.

“Para empezar, hay una cuestión cultural porque muchas veces se prende fuego para las renovaciones de cultivo, sin tener en cuenta que se pueden descontrolar”, comentó Aparicio.

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Seguidamente, el bombero mencionó al FWI, que es el índice de peligrosidad de incendios forestales. “Se basa en la meteorología y en las condiciones de los combustibles. Así este indicador informa si es extrema o menos extrema la probabilidad de que existan incendios forestales”, dijo.

En el inicio de septiembre Colalao del Valle y Monte Redondo, estaban en el mayor nivel de peligrosidad, mientras que Pinar de los Ciervos y Monte Redondo, en riesgo muy alto. “Publicamos estos datos en Instagram @Brigadaforestal.tuc”, precisó.

Lluvia negra

La brigada forestal de Tucumán pertenece a una red federal. Esto quiere decir que han ayudado a combatir el fuego en otras provincias como Jujuy, Neuquén, Chubut y Corrientes. Este último fue uno de los que más impresionó al bombero Gabriel Quiróz.

“Ver la magnitud del fuego, los animales que trataban de huir, fue muy fuerte”, señaló y después pidió a la gente que reflexione sobre las acciones que agrandan la problemática de los incendios forestales.

En nuestra tierra quizá no haya animales afectados, pero sí hay lluvias de cenizas, por la quema de cañaverales. Esto complica la salud de quienes padecen afecciones respiratorias, o causa problemas de la vista a raíz del hollín que cae del cielo.

“Estas acciones son ilegales. No está permitido, no se puede hacer. Además de causar serios problemas de salud en la población en general, también reduce la visibilidad en la ruta lo que puede llevar a que ocurran accidentes”, adicionó Quiróz.

“Entonces hay que insistir a toda la población en que no quemen”, puntualizó, para intentar que la sociedad entienda que una pequeña hoguera puede terminar en un gran desastre natural.