El 20 de septiembre de 1909 el tucumano Julio Argentino Roca, en su condición de presidente de la Argentina, dictó la primera Ley de Jubilaciones (N° 4.349); y desde entonces, esa fecha se celebra en todo el país el Día del Jubilado. Se trata del sector más castigado a lo largo de la historia; siempre expuesto a situaciones de abandono y de olvido, y hasta de abuso, con falsas promesas de los políticos candidatos en época electoral. Después, ya en el Congreso, solo se ocupan de sus sueldos; triste ejemplo el de los senadores, que cobraban $ 3 millones y en seis meses de ¿trabajo? se aumentaron a ¡$ 9 millones! -más otros gastos y algunos, con 40 asesores-. Para los jubilados y pensionados -que prácticamente suman la mitad del país y que aportaron al Estado íntegramente los dineros exigidos por ley- nada; ni una moneda. Roca y las decenas de presidentes que lo siguieron al término de sus mandatos se fueron con los bolsillos vacíos y con el honor por el sacrificio y cumplimiento del deber. Hoy ya no es honor ser elegido presidente o vicepresidente; es un “curro”, con el beneficio de jubilarse con sueldos millonarios, sin que importe si fue judicialmente investigado, condenado o si estuvo en la cárcel, si cumplió un interinato de siete días como Presidente -caso Adolfo Rodríguez Saá-. Esos sueldos no se discuten; fueron consentidos por nuestros falsos defensores políticos en el Congreso, en los Gobiernos provinciales, en las intendencias. Hoy, 20 de septiembre, Día del Jubilado, saludémonos entre nosotros; los verdaderos y auténticos jubilados y pensionados. No los truchos. Y que Dios nos proteja para saludarnos nuevamente el próximo año.
Ángel Ricardo Salguero
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