Acaso la degradación moral de los gendarmes acusados de cobrar coimas a los bagayeros que traían de todo de los países limítrofes es un signo de los tiempos en este país venido a menos con un 55% de pobreza.
¿Los gendarmes se justificaron en la crisis económica y después se engolosinaron, si es, como se publicó, que cobraban $ 400.000 a cada micro y sacaban $ 1 millón por día? Como sea, el sistema de exacciones ilegales descubierto por la Justicia federal muestra una organización bien aceitada, millonaria pero rudimentaria, tan precaria como la de los bagayeros, y funcional a estos: fuentes judiciales contaron que, para no quedar tan en evidencia, hacían que los bagayeros pagaran las coimas (para poder pasar sin controles) a través de transferencias a dos parientes de gendarmes, y que estos repartían a los demás. Pero también los familiares recibían efectivo. La madre de un gendarme tenía guardados 30 millones de pesos en su casa, amontonados en baldes. Poco sofisticada forma de atesorar dinero.
Repeticiones
La organización era precaria, pero se repetía en el NOA. En Santiago del Estero, se descubrió, el año pasado, este sistema de coimas -hubo seis gendarmes y cuatro civiles detenidos- y en Salta, en estos días (coordinaron tareas el fiscal federal Carlos Amad de esa provincia y el fiscal de Tucumán Agustín Chit) se procesó a ocho gendarmes. En Tucumán, los acusados fueron 12 gendarmes (los efectivos Exequiel López, Ángel Mendoza, Cristian Amarilla, Arnaldo Viravica, José Ortiz, Darío Ávalos, Rodrigo Agüero, Enrique Luque, Sergio Vilte, Maira Gabriela Mamaní y Lucas Córdoba) y nueve civiles (coordinadores de viajes de bagayeros). Entre ellos, Emma del Valle Olivera, la madre del gendarme López, la cual sería la señora de los baldes.
Hace diez días fueron detenidos los gendarmes durante un acto en el predio de Gendarmería de Las Talitas. Los llamaron a saludar y cuando dieron el paso al frente los apresaron. Esta semana fueron indagados por el juez federal José Manuel Díaz Vélez y en estos días se definirá si hay mérito para procesarlos o no.
Entre ellos hay uno que tenía en su casa 36 bochitas de cocaína y 14 ampollas con reactivos para hacer los test de droga. Son reactivos muy caros, probablemente sustraídos de los equipos de Criminalística de la fuerza federal. Aparentemente tenía esas bochitas para hacer venta al narcomenudeo. Otros gendarmes tenían ropa secuestrada y no está claro si la iban a comercializar. Uno guardaba en el baúl del auto cosas de contrabando. Cosas: celulares, electrodomésticos. ¿Cubiertas? Al parecer, el soborno no sólo era por pago en efectivo, sino en mercadería. Coima polirrubro.
La organización era precaria pero repetida porque, según fuentes judiciales, no estaban coordinados los grupos de gendarmes en el NOA, aunque ninguno se metía en la jurisdicción del otro. Pero se estima que los cobros se repetían en 11 puestos de control entre Orán y nuestra provincia.
En Tucumán el escándalo surgió en un control realizado en febrero en Aguilares. Una persona que había pagado ya la coima reclamó: “déjenme de cobrar o no me hagan controles”, dijo. Y ahí empezó la investigación, explicó Chit. Los federales pusieron un agente revelador digital (un efectivo que se puso en contacto con coordinadores de tours de compras haciéndose pasar por bagayero). Después se llegó al registro de los coordinadores de tours de bagayeros, que tenía anotaciones de lo que hay que pagar en cada puesto, dijo la fuente.
Tras esta operación -llamada “Dignidad”- se va evidenciando el incremento de la actividad de contrabando y acaso ya se ven los productos en los escaparates de negocios, ya no sólo en las ferias. ¿Producto de la precariedad en que va cayendo la sociedad?
Tiempos de cambio
Un fenómeno que se ha observado es que ahora se usa el contrabando para introducir droga. “Los narcos están viendo que una forma de pasar droga es el tour. Ahora pasa lo que se te ocurra”, dijo la fuente. Hace 15 días se detuvo a un bagayero que llevaba 137.000 dosis de drogas sintéticas. ¿Se vincula esto con la inesperada decisión del gobernador Osvaldo Jaldo de prohibir las fiestas electrónicas porque, como dijo, “se comercializan, se venden y se consumen drogas”?
También esto muestra el desconcierto de las autoridades, que se ufanan de que están combatiendo al narcotráfico con las masivas detenciones de consumidores, cultivadores de plantas de marihuana, pequeños dealers y bagayeros (y ahora gendarmes) mientras la cantidad de droga que circula por todas partes crece hasta cantidades asombrosas. Y mientras las autoridades se sorprenden y se autoelogian por sus pretendidos logros, los grandes narcos siguen siendo invisibles.