Cuando el reloj marca las últimas horas del día, nuestro cuerpo con frecuencia recibe el aviso de relajarse. Con el cansancio de la jornada, nos recostamos en la cama con la esperanza de recobrar energías con las suficientes horas de sueño. Pero es allí cuando nuestro cerebro, poco conveniente, comienza a repasar cada experiencia, cada tarea y cada error que hemos cometido interrumpiendo todo intento de descanso y es ahí cuando nos preguntamos ¿existe manera de apagarlo?

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Aunque nuestro cerebro no presente un interruptor para desactivarlo, existen estrategias reveladas por la psicología que le recuerdan a nuestra mente las maneras en que puede quedarse dormida. La Dr. Jade Wu, especialista certificada en medicina conductual del sueño explica cuáles son aquellas formas en que podemos desacelerar nuestro sistema central.

De acuerdo con la especialista, nuestra mente sabe, aunque no lo creamos, cuáles son las maneras en que puede quedarse dormido, sin embargo es nuestro deber “reiniciarla”. Es decir, debemos convencer a nuestra mente que el quedarse dormido no es una batalla o un desafío complicado, si no una experiencia disfrutable.

Los mitos sobre el descanso “perfecto” según la especialista

Antes de revelar las maneras en que nuestro cerebro puede simpatizar nuevamente con el descanso, la especialista descubre uno de los mitos más difundidos sobre las horas de sueño, la premisa donde todo tiene que ser “perfecto”. Wu destaca que no necesitamos dormir ocho horas exactas, cumplir con una rutina de higiene del sueño estricta ni descansar sin interrupciones durante la noche.

“De hecho, a veces centrarse demasiado en la higiene del sueño puede ser contraproducente para quienes padecen insomnio, porque duplicar la apuesta por una higiene del sueño 'perfecta' aumenta la ansiedad sobre el sueño, lo que empeora el insomnio”, resalta la especialista, así como también advierte que “mantener una expectativa rígida de ocho horas por noche no solo es poco realista, sino inútil, porque cuando el sueño no cumple con esta expectativa, nos frustramos o nos ponemos ansiosos, lo que hace que sea más difícil dormir bien”.

La estrategia para apagar nuestro cerebro de noche, según una especialista.

Las maneras en que podemos “desactivar” nuestro cerebro para conciliar el sueño

Respecto a las maneras en que podemos desactivar nuestro cerebro la especialista advierte que “en realidad, no podemos apagar nuestro cerebro. ¡No hay un interruptor que lo encienda o apague!. Sin embargo, señala que "a menudo, pensamos que no podemos dormirnos porque tenemos pensamientos acelerados, pero en realidad, es porque no tenemos sueño que hay espacio para que los pensamientos se apoderen de nuestra mente".

Así es que cuando nuestra mente solo revuelve pensamientos constantemente, Wu señala que debemos hacerle caso. “Una de las mejores cosas que podemos hacer cuando tenemos el cerebro ocupado en la cama es asegurarnos de que realmente tenemos sueño, en lugar de sentirnos simplemente cansados. Si no tenemos sueño, es hora de levantarnos y disfrutar de un tiempo extra enfocados en nosotros mismos hasta que lo tengamos. Quedarnos en la cama e intentar con todas nuestras fuerzas despejar la mente solo hará que los pensamientos se arremolinen más rápido”, señala la especialista.

Por último, Wu resalta las estrategias que podemos llevar acabo cuando somos concientes que estamos cansados pero conciliar el sueño se vuelve una tarea imposible. “Si sabemos que tenemos sueño, pero aun así nos cuesta conciliar el sueño porque se acerca un acontecimiento importante o un problema estresante por el que no podemos dejar de preocuparnos, podemos practicar salir de nuestra cabeza y concentrarte en el cuerpo”, expresa.

Para escapar de nuestra mente, Wu facilita una simple estrategia. “Debemos dirigir nuestra atención a la respiración o notar cómo se siente nuestro cuerpo, trasladando lentamente la atención desde la cabeza hasta los dedos de los pies. Si vienen pensamientos insistentes a la mente, no hay problema. Simplemente, obsérvamos, sin juzgar, y volvemos a centrar suavemente nuestra atención en el cuerpo”, concluye la especialista.