La Ley de Protección del Patrimonio Cultural de la Provincia funcionó esta vez. La pretensión de tomar una parcela del Parque 9 de Julio para fines ajenos a su finalidad, fue rechazada. Gracias en nombre de la ciudadanía tucumana. El parque, en lugar de pensarse en achicarlo con construcciones ajenas a su finalidad específica de resguardar, fomentar y captar más aire puro para la salud de su pueblo, ya sufrió bastantes despojos incorporando clubes, estaciones de servicio, sedes de la UNT, terminales de ómnibus, etc. A más de permitir el cruce permanente de vehículos de todo porte y en todas direcciones: norte, sur, este y oeste. Que dio como resultante la pérdida de pureza en el ambiente y la desaparición de toda vida animal pequeña y mediana, avícola y terrícola que iluminaba su integridad natural, como lo planificó su creador, el famoso arquitecto Thays más de l00 años atrás. La sensación de integridad natural, la belleza de su vegetación integral, con especies adaptadas de lejanas tierras, las obras de arte en estratégicos lugares de descanso y reflexión, hacían del Parque el lugar natural exquisito de San Miguel no sólo por la pureza de su aire y la tranquilidad monacal de sus paseos, sino también para la reunión íntima familiar. Acompañada de bollitos caseros, té en termos, o mate en bombilla, tortillas, etc. y el ruidito de los niños jugueteando en total seguridad sobre el cuidado césped, el canto de las aves coronando el verde cielo y amplias avenidas de escasa y muy cuidada circulación. La tranquilidad que emanaba de su entorno movía no sólo a la reflexión, sino también a la investigación y el estudio de profundos temas como filosofía, teología, matemáticas, idiomas, como lo hizo quien escribe, y con todo éxito, bajo la coronada, inmensa y redonda pérgola del Rosedal. De todo esto muy poco queda. De manos de cierta desidia y laxitud en el control a lo largo del tiempo, resulta difícil creerlo ahora. Pero se lo puede rescatar y sacarlo del infernal ataque del populacho en que se debate diariamente. Se puede con directivos de mente sana y corazón abierto, mas también de puño duro contra quienes atenten, torpemente, contra su noble finalidad. La Municipalidad, señora intendenta, tiene la palabra.

Darío Albornoz

lisdaralbornoz1@gmail.com