La fotografía del agua en Tucumán muestra un panorama preocupante si se piensa en el futuro. Faltan obras, hay una sobreexplotación de pozos y, como si fuera poco, está la sed insaciable de una provincia que se resiste a reducir el consumo. En este escenario, si no se toman medidas cuanto antes, sufriremos las consecuencias por falta de agua o por una mala calidad de este líquido esencial.

Esas son algunas de las conclusiones que dejó la charla “El abastecimiento de agua: presente y futuro en Tucumán”, que dictó ayer Jorge García, doctor en Geología (UNT) y especializado en hidrogeología, en el marco de las celebraciones por los 40 años del Instituto Superior de Correlación Geológica (Insugeo).

Durante el encuentro, García apuntó que Tucumán no debería padecer escasez de agua, ya que tiene un promedio de lluvia de 1.000 mm anuales, lo cual es más que suficiente. El problema es el déficit de obras: hay que invertir en nuevas y mejorar las que tenemos, precisó. Lo importante es aprovechar el excedente de agua del verano y almacenarla. Para eso, deberíamos combinar obras de superficie, como un nuevo dique, y otras subterráneas, añadió.

“El agua subterránea es la joya de la abuela; tenemos que explotar y captar ese recurso”, dijo el profesional. Luego, fue muy crítico con la forma en que se perforan pozos en nuestra provincia para obtener el líquido.

“Hay muchos pozos en poca superficie. Lo ideal es que estén a unos 1.000 metros uno del otro para que no haya interferencias. Cuando los pozos compiten, tenemos menos disponibilidad. Además, si no los dejamos descansar nunca, como pasa en el verano, la calidad del agua va empeorando por la sobreexplotación. Este problema es una bola de nieve”, explicó.

Dijo que hay una falta de planificación. No siempre se analiza bien dónde hacer un pozo. Cuando las papas queman, cuando un barrio queda sin agua, inmediatamente perforan sin importar si hay o no otro pozo cerca, remarcó.

Charlas por los 40 años de vida de lnstituto Superior de Correlación Geológica

Las zonas detonadas, o con más problemas de agua subterránea en el Gran San Miguel de Tucumán, según especificó, son: Tafí Viejo, Villa Carmela, las Talitas, Lomas de Tafí, La Rinconada de San Pablo y El Mananial.

También habló de la falta de compromiso de la población: “no todo es culpa del Estado por la falta de obras. Tucumán tiene una de las tasas más altas de consumo de agua del mundo. En nuestra provincia llegamos un promedio de 400 litros por persona por día y en algunas localides es de 700. Esto es muchísimo”, sostuvo.

Hacia dónde vamos

García analizó que nos estamos equivocando al desarrollar la ciudad hacia el cerro. La planificación urbana debe enfocarse a la llanura aluvial del Salí. “¿Pero quién quiere vivir en las costas del Salí? Urge hacer un saneamiento”, dijo. El problema de construir en el piedemonte es que en esa zona hay menos disponibilidad de agua. Hay que empezar a mirar la llanura de Cruz Alta, de Leales.

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“Mientras la ciudad sigue creciendo, toda la parte industrial ha quedado adentro del ejido urbano. Compite el agua potable con el agua industrial. Justamente por eso ya hay algunas empresas que se van. Va a llegar el momento que todas tendrán que salir. Hay que planificar, ver bien cómo se va a resolver esto”, adelantó.

Posibles soluciones

¿Qué vamos a hacer para mejorar tanto la cantidad de agua como la calidad? Entre las posibles soluciones, se planteó hacer un nuevo dique -podría ser en Potrero de las Tablas- y mejorar los que tenemos; por ejemplo, El Cadillal, que ya perdió un 40% de su capacidad.

“Algo hay que hacer. También tendremos que realizar más perforaciones”, indicó. Por otro lado, mejorar el viaducto Vipos, donde se están haciendo ahora tareas de recuperación, el acueducto de Anfama y la toma de San Javier, entre otros.

“Y urge arreglar las redes de distribución que tenemos, muchas de las cuales presentan pérdidas. Algunas tienen más de 100 años y su capacidad está reducida hasta el 50%. Actualizar estas redes sería un gran paso”, apuntó.

“La otra medida importante, reitero, es realizar planificación urbana, un ordenamiento territorial”, dijo. En ese sentido, aclaró que lo que es el piedemonte no presenta las mejores condiciones de suelo ni de disponibilidad de agua. Se debatió durante la charla que hay decisiones políticas muy difíciles de tomar, pero que de acuerdo a este contexto, son necesarias.

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“O habrá que pensar en hacer ciudades dormitorios, ciudades satélites donde viva la gente y luego ir a trabajar a 10, 15 kilómetros de la capital. No se puede seguir juntando tantas personas en un espacio pequeño porque no hay recursos”, señaló.

Por otro lado, hizo una llamado a la población para ver de qué manera se puede reutilizar el agua. “De todo lo que se consume, desperdiciamos un montón; más del 50%. Tenemos que pensar en qué hacer con eso. Se necesitan más campañas de concientización para evitar el derroche; el agua no es gratis”, concluyó.