“Shalom ajshav ”(paz ahora) es la agrupación del pueblo israelí, que desde siempre está embarcada en la búsqueda de la Paz, que es lo que todos los hombres de bien añoramos en el mundo. Nada más elocuente que “El crimen de la guerra” de nuestro Juan Bautista Alberdi, obra escrita originalmente en 1870, con su brillante y sabia premonición, con 154 años de anticipación para ubicarnos en el horror que estamos viviendo hoy en 2024. Alberdi identifica tres tipos de factores que convierten a la guerra en crimen. Primero está su objeto: “...La conquista, la destrucción estéril, la mera venganza, la destrucción de la libertad o independencia de un estado y la esclavitud de sus habitantes”. Segundo, lo que marcan sus medios: “la traición, el dolo, el incendio, el veneno, la corrupción”; es decir, “las armas del crimen ordinario”, en lugar de “la fuerza limpia, abierta, franca y leal”. Y el tercer motivo de crimen lo constituyen sus resultados y efectos por que, incluso si la guerra justa en su origen, “degenera en conquista, opresión y exterminio”. El único “fundamento legítimo” que identifica en ella es “el derecho de defender la propia existencia”. Sin embargo, ni siquiera esa pretensión de defensa, que siempre tendrá un anverso y un reverso, es una justificación absoluta. Con sólo pensar que destruir con amenazas permanentes por parte del Estado terrorista de Irán, y sus protegidos Hamas y Hezbollah, para eliminar al Estado de Israel. Teniendo en cuenta que su pueblo, como los pueblos de Siria y el Líbano, que son poblaciones civiles indefensas que ya están padeciendo de por años el hambre, la miseria, el exilio y la muerte, provocados por la inhumana intervención fundamentalista de ese nefasto estado. Todos los gobiernos democráticos del mundo deben encontrar la fórmula para que desaparezcan de la faz de la tierra; son los responsables que encendieron la mecha de las terribles masacres que vivimos; se debe difundir que sus dirigentes se escudan en los niños, escuelas y hospitales para proteger su integridad física y sus patrimonios mal habidos de los aportes recibidos y desviados a la destrucción (el único objetivo que tienen). La lucha de Israel no es sólo por su propia supervivencia, sino por la seguridad y la paz del mundo libre. Occidente, con su pasividad, no sólo está fallando a Israel, sino que está socavando su propia supervivencia. Estoy contrariado, consternado, confundido ante tanta barbarie. Esta guerra debe pararse ahora y ya; todos los ciudadanos del mundo somos responsables, tenemos la obligación de exigir a todos los gobiernos involucrados, que actúen de inmediato para lograr el objetivo de desarmar a la industria armamentista, que son los responsables y la causa de esta y todas las tragedias de destrucción en todos los enfrentamientos armados del mundo, y que los fondos del desarme se dediquen exclusivamente a la reconstrucción. Que esos aportes que fluyen de todos los hombres de bien por medio de las organizaciones humanitarias del mundo sean reencauzados para la atención de los desamparados, ancianos y niños, y de los seres humanos que sufren.
Federico Yurcovich
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