Golpeo la puerta de nuestra Argentina y digo: ¡Hola argentinos! ¿Abrieron los ojos? Claro, lo de haberse equivocado ya pasó, se diluyó en las tristezas, en las fuertes crueldades recibidas, como cachetadas. Provocaciones sin límites, violencia verbal y represión inauditas. Derechos conculcados, ¿dónde están? Mentiras a gran escala. Por esto, “los hijos del odio”, implantados a flor de piel. Entonces vieron, y no sabían quién, una madera de salvación, sin pensar ni medir consecuencias. El engaño tocó a todos, niños, mujeres, trabajadores y ancianos. En síntesis, es una “guerra” cruel contra el pueblo, donde los misiles explotan en jubilados, en precios, en los remedios, en las comidas (hoy muy pocas); en el comercio, pymes, industrias, obras públicas; explosión de la desocupación. Y lo principal, la salud pública y la educación pública; para la salud no hay plata… para las universidades, menos, pues ahí se forman los “futuros guerrilleros” (?). Misiles a los hospitales, a punto de cerrar, etc. Y una bandera, triste, quieren tocar la tierra enajenando sus riquezas… El mundo observa y comenta, sin poder creer ¿qué pasó, Argentina?

Josefina Argañaraz                                                           

Rawson 168 - S. M. de Tucumán