Halloween es una festividad que se celebra principalmente en países anglófonos como Estados Unidos, Reino Unido, Canadá e Irlanda, el 31 de octubre. Aunque hoy en día es vista como una ocasión para disfrazarse, pedir dulces y disfrutar de actividades lúdicas, su origen se remonta a una mezcla de tradiciones paganas y cristianas, con una evolución cultural que ha influido en su significado actual. El origen de Halloween puede rastrearse hasta el festival celta de Samhain, celebrado en Irlanda y Escocia hace más de 2000 años. Samhain marcaba el final del verano y el inicio del invierno, una época en la que los antiguos celtas creían que el velo entre el mundo de los vivos y los muertos era más delgado. Encendían hogueras y vestían disfraces para ahuyentar a los espíritus. Cuando el cristianismo se expandió por Europa, la festividad fue asimilada por la iglesia, vinculándose con el Día de Todos los Santos (All Hallows’ Eve) y el Día de los Fieles Difuntos. Con el tiempo, estas costumbres emigraron a América del Norte, donde evolucionaron hasta convertirse en la celebración moderna que conocemos como Halloween, con calabazas talladas, disfraces y el famoso “truco o trato”. En este sentido, Halloween es una manifestación cultural que ha sido adaptada por diferentes sociedades y no es considerada una festividad antirreligiosa. Desde el punto de vista cultural, Halloween se ha convertido en una tradición arraigada en las sociedades anglófonas que refleja aspectos del folclore, la creatividad y la convivencia comunitaria. Su popularidad ha traspasado fronteras y hoy en día se celebra en muchos otros países. Las actividades asociadas con esta fiesta, como las decoraciones y los disfraces, no tienen connotaciones religiosas adversas ni pretenden ofender ninguna creencia. Al contrario, representan una oportunidad para disfrutar de la fantasía, la convivencia y el arte. Aprender sobre Halloween y otras celebraciones nos permite conocer la riqueza de diferentes culturas y nos enseña que comprender e instruirnos acerca de estas tradiciones fomenta la fraternidad. El respeto y la curiosidad por las costumbres de otros pueblos promueven el entendimiento mutuo, fortalecen los lazos entre naciones y nos muestran que la diversidad cultural es un puente hacia la paz y la unidad, en lugar de lo contrario. Por tanto, Halloween, en los países de habla inglesa, no se percibe como una festividad contraria a la religión, sino como una celebración cultural de raíces antiguas que ha evolucionado para convertirse en un momento de entretenimiento, alejado de cualquier connotación antirreligiosa.

Silvina Lazo y Pedro Verasaluse 

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