El reciente triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha desencadenado una ola de abandono de la red social X, anteriormente conocida como Twitter. Esta salida, que incluye a figuras de renombre como la actriz Jamie Lee Curtis o el escritor Stephen King, está impulsada principalmente por el apoyo explícito que Elon Musk, propietario de X, brindó a la candidatura de Trump durante la campaña. Además, personalidades e instituciones han expresado su preocupación por la proliferación de desinformación y contenido tóxico en la plataforma de “microblogging”.
El éxodo de figuras públicas de X no se limita a la elección de Trump. Ya en 2022, tras la adquisición de Twitter por parte de Musk, varias personalidades decidieron abandonar la plataforma, incluyendo a Elton John, Jim Carrey, Whoopi Goldberg y Gigi Hadid. Pero la fuga se intensificó en las últimas horas, luego de la confirmación del nombramiento del dueño de Tesla como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental en la administración Trump, lo que confirmó, para algunas figuras públicas, la percepción de X como una plataforma con una agenda política particular.
No solo actores o figuras de la cultura están dejando X. Medios de comunicación como The Guardian y La Vanguardia han publicado esta semana editoriales en las que argumentaron los motivos por los que decidieron dejar de compartir sus artículos en la red social. “Esta plataforma ha ido abusando cada vez más de contenido tóxico y manipulado gracias a la proliferación de bots”, denunció el diario español y apuntó que la compañía de Musk desarmó los equipos de moderación que evitaban los contenidos violentos o de odio. “La red ha entrado en una deriva que vulnera los mínimos conceptos de ética o de justicia que deberíamos respetar en una sociedad democrática”, sentenció el medio.
El diario inglés, por su parte, indicó que los beneficios de estar en X se vieron superados por los aspectos negativos y que optarán por utilizar sus recursos para promover su periodismo en otros lugares. El contenido que promueve la plataforma, según su editorial, expande las teorías conspirativas de extrema derecha y el racismo. Al mismo tiempo denuncian que la campaña electoral de Trump confirmó que X se volvió una “plataforma de medios tóxica” y que su propietario, Elon Musk, ha podido usar su influencia para dar forma al discurso político. Con casi 11 millones de seguidores en X, el medio indicó que esta medida era algo que había estado “considerando durante un tiempo”.
La migración hacia otras plataformas
En marzo de este año, X reportó tener 250 millones de usuarios diarios y 550 millones de visitantes mensuales. Es la plataforma de microblogging más popular hasta ahora, a pesar de que en los últimos meses aparecieron algunas alternativas como Threads, red social desarrollada por Meta, la misma compañía que está detrás de Instagram y Facebook.
El escritor estadounidense Stephen King anunció justamente que en Threads comenzará a publicar luego de su salida de X. “Intenté quedarme, pero el ambiente se ha vuelto demasiado tóxico. Si quieren, síganme en Threads”, anunció el autor de “Cementerio de animales”, quien deja a más de 7 millones de seguidores.
Pero existe otra red que parece fortalecerse por el éxodo de X. Bluesky es una plataforma similar, lanzada en 2021 y creada por el ex-CEO del entonces Twitter, Jack Dorsey. Desde su lanzamiento, la red acumuló más de 15 millones de usuarios, sumando aproximadamente un millón desde el 4 de noviembre, en su mayoría de América del Norte y el Reino Unido.
Bluesky se presenta a sus usuarios como una plataforma más transparente ya que otorga mayor control para que los usuarios accedan a sus datos personales, puedan elegir en qué servidores participar o qué tipo de contenido ver en sus muros. Además, asegura que tiene un equipo de moderación más sólido para evitar discursos de odio. Estas características han vuelto atractiva a la red social, la cual ha registrado más de un millón de nuevos usuarios en las últimas 24 horas, alcanzando un total de 16 millones de cuentas, impulsado por la incertidumbre y el descontento que genera la gestión de Musk en X.