"Y… no debe ser lindo que una mujer te gane”, se escuchó al costado del circuito. Transcurría la última vuelta del Gran Premio Coronación del Provincial de Karting tierrero cuando Amparo Carrasco Aráoz veía cómo agitaban la bandera a cuadros: se transformaba en la ganadora de la fecha y, al mismo tiempo, se consagraba como campeona en la categoría 110 Junior.

Probablemente el comentario no tuvo malicia, pero evidencia que esos prejuicios aún persisten. La consagración de la campeona, de apenas 11 años, es lo que modificará, (por lo menos) la frase por un “y no debe ser lindo que te ganen”. A secas, sin marcar ninguna clase de diferencia.

La piloto es una de las cuatro mujeres que compite en el torneo. Conformar una categoría exclusivamente femenina es imposible debido a la variada edad y experiencia de las integrantes. Lo que tienen en común, como cualquier deportista sin importar el sexo, es la pasión por el automovilismo. Una comenzó a los pocos años de ver los pequeños monoplazas, otra siguiendo los pasos de su hermano. La explicación de otra de las damas es sorprendente: asegura que su vínculo con los autos viene desde antes de nacer.

Los kartings que pilotean son muy similares a los que Franco Colapinto manejó en nueve carreras de la temporada de Fórmula 1, aunque a una escala mucho menor. El bonaerense condujo su máquina de más de 700 kilos a unos 300 kilómetros por hora, mientras que las tucumanas manejan el “kart” a menos de la mitad de esa velocidad, dominando un peso de unos 120 kilos. El actual referente del automovilismo argentino, aunque en el asfalto, comenzó su carrera en la categoría base del “deporte de los fierros”, la misma en la que ellas compiten. Como él, también aspiran a llegar a su máximo potencial. El de Franco fue la “Máxima” y lo logró.

“Yo no veo Fórmula 1, pero de lo poco que sé de él, es que demostró que si se quiere se puede. Desde pequeño él quiso correr. Y para triunfar hay que entrenarse”, reflexionó Ana Paula Almonte.

A la hija de Cristian Almonte, reciente campeón del rally de La Rioja junto a Maximiliano Karamatich, la pregunta la tomó por sorpresa. “Todavía no pensé si quiero dedicarme a los autos profesionalmente”, reconoció. Sabe que, sea lo que sea a lo que se dedique, debe hacerlo con esa actitud de deseo que, según considera, llevó a Colapinto a correr en la categoría de autos más importante del planeta.

Cuentan los reportes de los medios locales que la definición de la 110 Junior fue la más ajustada en el cierre del torneo. Entre los tres primeros la distancia era de apenas dos puntos. En una final que Carrasco Aráoz dominó de punta a punta, no la pudieron pasar ni Santiago Sanabria ni Juan Cruz Almonte Gil, ni la otra dama de la categoría.

Amparo llegó en soledad a la meta del circuito Nasiff Estéfano, construido en Alto Verde a 10 minutos de Concepción.

La vida en los circuitos (además se corrió en La Madrid y Graneros) fue difícil, pero no tanto como fuera de la pista para la pequeña campeona monteriza. Como recuerdo de 2024 le quedará el trofeo del torneo. Lo verá todos los días, pero también lo que sintió en su cuerpo que fue atacado por el dengue. “La pasé un poco mal porque tenía casi todos los síntomas. Los últimos días me picaba todo el cuerpo y, cuando me levantaba, me sentía un poco mareada, no podía hacer mucho. Además, ya estaba aburrida de estar en cama”, recordó sobre los días que le impidieron correr todas las carreras. “Por eso fue difícil ganar el campeonato. La primera fecha no pude competir. Las chances de ser campeona no eran muchas, pero todo se dio. La presión con la que corrí fue inmensa porque los otros chicos eran mucho más grandes que yo”, detalló la alumna del colegio Santísimo Rosario, de Monteros.

Recién pudo sumar puntos en la tercera fecha. Así empezó a achicarse la desventaja de edad que está obligada a experimentar. Carrasco Aráoz perdió todo miedo rápidamente, se metió en la pelea y se coronó. “Todo lo hizo sin descuidar sus estudios”, destacó Ana Aráoz. La mamá de la corredora afirmó que sueña con recibir un saludo de Colapinto. “Mi sueño más grande es la Fórmula 1. Pero hay que ir paso a paso”, dijo con una madurez propia de un adulto y no de una niña.

Como Almonte, ella propone sin saberlo un estereotipo. Ninguna tiene la intención de romper un esquema sino, incorporarlo a las ideas socialmente aceptadas y que pequeñas como ellas descubran más opciones para elegir. Su colega pone signos de pregunta cuando da su percepción sobre las cuestiones de género. “Cuando corro no noto la diferencia. Yo sólo intento ir lo más rápido posible para llegar al puesto más alto. No hay diferencia para mí”, insistió la estudiante. “En el colegio me va re bien. Estoy peleando por la bandera para el año que viene y mis notas son de nueve para arriba”, aseguró la piloto.

Las más grandes

“Creo que me gusta desde la panza de mi mamá”, reveló otra de las damas que comandan los “karts” tierreros de carrera. Con 36 años, Alexia González, dejó pasar un tiempo para canalizar su pasión. Correr era lo que le faltaba se podría decir porque siempre estuvo cerca del universo “tuerca”. “Mi papá era piloto de autocross y además es mecánico. Luego me casé con mi marido que siempre corrió en motos, “karts” y es electricista de autos. Así que siempre estuve cerca de un taller”, relató la subcampeona del año pasado.

Junto a Luis Antonelli, cabeza principal del Antonelli Potenciación, no paran de desarrollar el Ternengo 2022 de 150 cc, que porta el número 28. Si por alguna razón no llega a verse esa identificación en el “kart”, hay otra manera de saber que Alexia lo pilotea. Y también, creer que milagrosamente Ayrton Senna volvió a ponerse detrás de un volante es posible.

González tiene una de las versiones del casco del brasileño, leyenda de la F-1. “Es herencia de un tío muy querido que falleció”, contó sobre el accesorio de seguridad clave para practicar el deporte. “Obvio que me da mucho gusto que un argentino esté representándonos en la categoría más famosa, pero mi entusiasmo viene desde mucho antes. Senna siempre me pareció un piloto fuera de serie”, elogió la alberdiana. Sus amigas también opinan que lo que hace es algo muy especial. “Las que ‘no son del ruido’ –hace una diferenciación- no pueden creerlo”, explicó González.

A Dafne García Gallego su papá no le dijo palabra alguna cuando hace 10 años atrás la mujer de 24 años explicó lo que deseaba. “Puso cara de ‘uy otro hobby más’. Me tomó dos años sincerarme y que entienda que iba más allá: que era un sueño para mí”, recordó. Ahora es su papá el que la asiste cuando ella no puede ocuparse del control del kart que le hace el equipo Lara Competición de Graneros.

El cambio de pensamiento fue radical. “Está feliz. Incluso, pese a que tiene que gastar. También se quiere comprar el buzo para correr”, deja la frase abierta.

Papá y la familia acompañan a García Gallego. Incluso se deben agarrar la cabeza lamentando el tiempo en el que el “kart”, que había adquirido su padre, estuvo abandonado. “¡Ocho años colgado sin andar!”, reveló la estudiante de Ingeniería Mecánica que hace poco empezó a competir en una máquina mucho más actualizada.

García Gallego es modelo y toca el piano. Es su forma de ser, proactiva y enérgica, la que generó esa reacción en su papá cuando quiso subirse al karting. “Hace como tres años que desfilo. Ya pasó que coincida un desfile con una carrera. Pero el sueño de mi vida es ser piloto y ahora, que por fin lo estoy logrando, no lo quiero ni pausar y cada vez que tengo la oportunidad de subirme a un “kart”, descarto todo lo otro”, sentenció la alberdiana.