Alcides Giménez Zorrilla, uno de los tres fiscales a cargo de la investigación sobre el ex senador Edgardo Kueider y su secretaria Iara Guinsel Costa por la tentativa de contrabando, puso en duda que el legislador expulsado pueda demostrar que el dinero tenía un origen lícito o estuviera declarado correctamente.

La investigación judicial contra Kueider continúa encontrando más indicios sobre presuntas maniobras de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito: todos los domicilios vinculados a las empresas del senador y a su socio Rodolfo González, el empleado de la Biblioteca del Congreso que le cedió la camioneta para viajar a Paraguay, son falsos.

Los efectivos de la Policía Federal se toparon con una casa en venta hace varios años, un estudio contable, y hasta la sede de una empresa de salud. Tampoco pudieron encontrar al misterioso González en cinco lugares distintos.

En cuanto a la situación de Guinsel Costa, el fiscal Giménez Zorrilla señaló inconsistencias en la documentación presentada. Si bien era conocida por trabajar como secretaria de Kueider, en el expediente en Paraguay declaró ser “empresaria”, y aseguró que el dinero fue entregado por una empresa paraguaya denominada GOLDSUR SA, en Ciudad del Este.

“La actividad desarrollada y la representación que ejerce sí coincide, pero no coincide la propiedad del dinero incautado en aduana en cuanto le correspondería a la empresa. La señorita Guinsel presenta un poder de GOLDSUR SA, del 24 de octubre, y casi en la misma fecha, aparece en términos contables el alta de actividades de la empresa”, afirmó el fiscal, en declaraciones a radio FutuRock.

Además, cuestionó la rapidez con la que se habría generado el movimiento financiero: “Hay un término de tiempo muy escaso para movimentar cierta cantidad de dinero, que no está cerrando”.

Cabe recordar que en la camioneta, los aduaneros de Paraguay encontraron una mochila negra con 211.000 dólares en efectivo, $646.000 y 3,9 millones de guaraníes. Del total de ese dinero, 9900 dólares serían de Kueider, según declaró, para sus gastos personales, mientras que el resto correspondería a la sociedad empresaria, que iba a ser utilizado para comprar cosméticos.