Hace unos días trascendió la noticia de la muerte de una mujer chilena, producto de “un ahorcamiento en medio de un juego sexual”, según las palabras de su pareja (un conocido músico argentino).

¿De qué se trata este “juego”, evidentemente peligroso? La “asfixia erótica” es una práctica que busca aumentar la intensidad del orgasmo mediante la obstrucción de la respiración, ya sea de la pareja o de uno mismo (en los casos de autoasfixia). Hipoxifilia y asfixiofilia son otras de sus denominaciones técnicas. Y es que esta atracción -encuentra una gran aceptación en el colectivo BDSM: Bondage; Disciplina y Dominación; Sumisión y Sadismo; y Masoquismo- integra el grupo de las llamadas “parafilias” o “fetichismos sexuales”.

La asfixia erótica está difundida desde hace varios siglos. Se especula que su interés se originó en la observación de que algunos reos desarrollaban una erección -y hasta llegaban a eyacular- cuando eran ejecutados en la horca. Y hay registros que revelan su uso como tratamiento contra la disfunción eréctil: hacia finales del siglo XVIII estas terapias de “suspensión” eran frecuentes en Londres y mantenían alertas a los miembros de la “Sociedad de Reanimación de Personas Asfixiadas” (una suerte de ambulancia especial), que acudía a socorrer a estos audaces.

Causa de muerte

Un caso de esta índole fue retratado en la censurada película “El imperio de los sentidos”, de 1976. Fue uno de los asesinatos que más escándalo causó en Japón: en 1936, Sada Abe estranguló a su amante, Kichizo Ishida, como parte del juego erótico que solían practicar. Tras el crimen, le cortó el pene y los testículos, y los cargó en su bolso, envueltos en un papel de revista.

En 2009, David Carradine -conocido por su actuación en la serie de televisión “Kung fu” y en la película “Kill Bill”- fue encontrado muerto en la habitación de un hotel en Bangkok, Tailandia, con signos de haber practicado la autoasfixia.

Sin dudas, se trata de una práctica sexual de riesgo: la falta de oxígeno en el cerebro puede producir daños en este órgano, cuando no la muerte. Hace unos años, una estadística reveló que, en Estados Unidos, alrededor de 7.000 personas fallecen anualmente a causa de este juego sexual.