En el mundo de la nutrición, ciertos alimentos destacan por sus múltiples beneficios para el cuerpo. Incorporarlos a la dieta diaria puede ser clave para prevenir diversos problemas de salud y fortalecer el sistema inmunológico. Entre las opciones más recomendadas por especialistas se encuentra el brócoli.

El brócoli es un vegetal que, gracias a su composición rica en vitaminas, minerales y antioxidantes, se posiciona como un verdadero escudo protector contra varias enfermedades.

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Su consumo regular no solo aporta nutrientes esenciales, sino que también se ha asociado con la prevención de trastornos comunes y condiciones más complejas. 

Qué enfermedades se pueden prevenir con el brócoli, según expertos

“El uso de extractos de brócoli fue estudiado para tratar la progresión y los efectos de algunas enfermedades como el cáncer de próstata, esquizofrenia, rinitis alérgica e hígado graso", según un estudio de la Academia Española de Nutrición y Dietética.

El brócoli se puede consumir de diferentes maneras Bon Viveur

El brócoli, originario de las costas del Mediterráneo Oriental y de Medio Oriente, tiene en su conformación un alto contenido de hierro. Este mineral, que se encuentra en pocos alimentos, es vital para la calcificación de los huesos (un problema que tienen las personas de la tercera edad) y también para combatir la anemia, una enfermedad que se produce cuando la sangre no tiene los suficientes glóbulos rojos sanos para transportar oxígeno a los tejidos del cuerpo.

Esta hortaliza, que tiene un similar con un árbol por su copa verdosa, es un ingrediente que no puede faltar en la gastronomía. Para ello, se debe conocer los secretos de cómo cocinarlo. En la cocción está la clave para que el brócoli no pierda sus numerosos nutrientes y beneficios.

Existen muchas formas de cómo manipularlo. Una de ellas, la más reconocida, es hervirlo durante unos minutos para generar una cocción rápida y uniforme. El brote quedará blandito y fácil para poder trozarlo o comerlo sin ningún acompañamiento.

Otras dos variantes es cocinarlo al vapor -durante media hora, aproximadamente- que le resaltará el sabor, u otra técnica más convencional que es colocarlos en el horno, aunque este método demandará mucha más paciencia y, además, un control riguroso de que no se quemen.