A principios de 1965 todo eran ilusiones. Se trabajaba intensamente. La necesidad de cumplir los plazos era importante, pero la fuerza y las ganas por terminar las obras traían un impulso especial para los tucumanos que seguramente no lo imaginaban, pero estaban ante uno de los emprendimientos más importantes de los 50 años venideros. Por supuesto, se trataba de El Cadillal, fundamental para la provisión de agua.
El fotógrafo de LA GACETA retrató a los trabajadores de la construcción posando el 4 de abril de 1965, meses antes de la histórica inauguración.