No hay previa. Tampoco hay mensajes por whatsapp para avisar el horario de encuentro o dónde sacar las entradas. Ni pensar que alguno de los que asistan a la fiesta va a terminar siendo “chofer designado”.
No hay un “Dress code” determinado para unificar el “look” con el que los asistentes irán a bailar y a presumir. Todos con prolijo traje y corbata se divierten y posan para el fotógrafo de LA GACETA a principios de la década del 50. Para algunos es la primera copa, para otros un chiste y no falta el “experimentado” en el tema. Como hoy la imagen rescata al que posa simplemente, al que no quiere pasar inadvertido y al que está dispuesto a pasar a la posteridad bromeando con su gesto.