HONG KONG, China.- Desde que los talibanes volvieron al poder en Afganistán, en agosto de 2021, promulgaron una serie de leyes inspiradas en su visión fanática del islam, que excluyen a las mujeres progresivamente del espacio público.
Esta semana, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) solicitó órdenes de detención contra altos dirigentes talibanes del país por persecución de las mujeres, un crimen contra la humanidad.
Si bien el gobierno talibán asegura que la ley islámica “garantiza” los derechos de las afganas y los afganos, la ONU considera que puso en marcha un “apartheid de género”.
Estudios vedados
Afganistán es el único país del mundo que prohíbe a las niñas estudiar más allá de la escuela primaria.
En el año escolar 2022 prohibieron a las adolescentes asistir a la secundaria, antes de impedirles que fueran a la universidad al año siguiente.
Expulsadas de las facultades, muchas estudiantes optaron por el último sector al que podían acceder: las escuelas de enfermeras y parteras.
Pero en diciembre los responsables de escuelas de ciencias de la salud informaron que sus establecimientos ya no podrán acoger más mujeres por orden del guía supremo, Hibatulá Akhundzada.
Este dirigente es objeto de una de las dos órdenes de detención solicitadas por el fiscal de la CPI.
Fuera del ámbito laboral
En tres años la tasa de empleo de las mujeres en el servicio público pasó del 26% “a cero”, según las Naciones Unidas.
Si bien muchas emprendedoras crearon negocios -sobre todo pequeñas empresas de costura o servicios de catering-, los salones de belleza fueron cerrados, privando de trabajo a peluqueras, manicuras y cosmetólogas.
A finales de diciembre, el ministerio de Economía afgano reiteró a las ONG nacionales e internacionales que no pueden trabajar con mujeres, después de un primer anuncio en diciembre de 2022.
Una vida de encierro
En virtud de las nuevas leyes para “prevenir el vicio y promover la virtud” decretadas hace tres años, las mujeres afganas ya no pueden ir a los parques, a los gimnasios, ni salir de sus casas sin acompañante masculino.
Se les prohíbe cantar o declamar poesía. Una ley anunciada a fines de julio las incita también a “ocultar” su voz y sus cuerpos cuando están fuera de casa.
Algunas emisoras de radio y televisión locales ya dejaron de emitir voces femeninas.
El Ministerio de Asuntos de la Mujer fue eliminado y sus locales se convirtieron en los del Ministerio de Prevención del Vicio y Promoción de la Virtud, a cargo de vigilar si se respetan las tradiciones talibanas.
También en Irán
La República Islámica es también territorio de fanáticos religiosos. La enorme rebelión de 2022, tras la muerte a manos de la policía de Mahsa Amini, una mujer acusada de no llevar bien puesto el velo, los responsables de la represión que causó cientos de muertes siguen impunes y las políticas no han cambiado.
Esta semana, la policía iraní arrestó a dos mujeres jóvenes después de que se difundiera un video en el que danzan en un cementerio de Teherán, sin respetar las estrictas normas de vestimenta del país.
“Hace poco dos mujeres en el cementerio de los mártires de Teherán grabaron un videoclip con ropa inapropiada y movimientos contrarios a las costumbres y la ley islámica, sin tener en cuenta la sacralidad del lugar”, dijo la policía en un comunicado citado por la agencia de noticias Tasnim.
Sus acciones “provocaron fuertes protestas, en particular de las familias de los mártires, y ambas fueron detenidas y entregadas a las autoridades judiciales”, agregó.