Leí con atención la carta del lector Patricio Poliche Gálvez (“Fábrica de la verdad”, 05/02), en la que hace un rápido y acotado resumen de los diez rasgos principales del populismo, según Enrique Krauze en su libro “Decálogo del Populismo”. Cerró su carta y, a modo de ejemplos, con la figura del presidente Juan D. Perón, para representar al populismo de derecha y, con la del presidente Hugo Chávez, al populismo de izquierda. Pero hay un pequeño detalle que le quita objetividad docente a su carta, porque desaprovecha la oportunidad para escribir y ejercitar la docencia ciudadana, sobre este momento histórico, grave y peligroso que vive la Democracia argentina, debido al populismo autoritario del presidente Javier Milei. Un populista que construye su verdad y se adueña de la palabra, pero no para transmitir una visión de país (con la cual uno podría coincidir o no), sino para buscar objetivos en la sociedad misma, para luego apuntar su odio, frustraciones y oscuras fantasías, ridiculizando, denigrando y, finalmente, criminalizando a esas “minorías objetivos”. Sabrán disculpar -lectoras y lectores - pero transcribo textualmente algunos de los calificativos de nuestro populista autoritario Presidente: “Zurdos de mierda, los iremos a buscar a donde sea”; “Periodistas ensobrados”; “Entre la mafia y el Estado, prefiero la mafia”; “Soy el General AnCap. Mi misión es cag… a patadas en el c… a keynesianos y colectivistas hijos de p…”; “El Papa es el representante del Maligno en la tierra”; “Los homosexuales son pedófilos” y la lista podría ser interminable. En un sistema democrático, la mayoría elige a quien gobernará, pero sigue siendo la defensa de las minorías uno de los baluartes del sistema representativo. Esto es algo innegociable en una democracia plena. Al antiperonismo le apasiona hablar y escribir sobre los muertos amados por sus pueblos, mientras enormes y torpes elefantes destruyen todo lo construido justamente por esos “muertos populares”, como si fuesen topos destruyendo a la Patria, desde el Estado mismo. ¿Irónico, verdad?

Javier Ernesto Guardia Bosñak
javierucr1970@gmail.com